Nuestra vida tiene un propósito. Dudo seriamente que alguien esté aquí por casualidad. Pero si todos tenemos un propósito para el cual nacimos y ese propósito está relacionado con nuestros sueños, ¿por qué a veces parece tan difícil realizarlos? Me refiero a aquellos sueños que no tienen nada que ver con ajustar nuestra actuación a los roles estereotipados culturales, familiares y religiosos, de género, edad, ocupación, nivel socioeconómico o educativo, ni tampoco a cumplir con las expectativas ni ideales de poseer y acumular bienes materiales. Cuando hablo de sueños me refiero a ésos que se relacionan con el ser sobre el tener, que dan sentido de vida y trascendencia a nuestra vida a niveles más profundos. Desde nuestra más tierna infancia hemos recibido directa o indirectamente continuos mensajes de nuestra madre, padre y/o otras personas, que se tradujeron en creencias que no podíamos ni podremos hacer lo que más deseamos. Un mensaje indirecta sería el prestar atención única...