Mostrando entradas con la etiqueta violencia. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta violencia. Mostrar todas las entradas

23 de febrero de 2023

ACOSO SEXUAL EN EL TRABAJO

Por Bertha Vasconcelos


Cuando trabajaba en Estados Unidos me tocó vivir un caso de acoso sexual que hubo que investigar en forma ardua. Una joven empleada se quejó conmigo de haber sido acosada sexualmente por sus compañeros de trabajo. Me dio detalles de los actos, palabras y situaciones en las cuales sucedió. En su mayoría hombres, se burlaban de ella y cometían actos de humillación. En este país las demandas por acoso sexual pueden costarle a una organización millones de dólares. Se me instruyó realizar una investigación con otra persona a través de interrogatorios y entrevistas profundas a todos los empleados involucrados que duraron varias semanas. Teníamos que tomar notas de todo lo hablado y las sesiones se alargaban hasta muy tarde en la noche. Al final, deliberábamos los hallazgos para llegar a las conclusiones que reportaríamos a mis superiores. Posteriormente, se impartieron cursos a todo el personal para educarlo respecto al tema y prevenir este tipo de conductas con el fin de promover un lugar de trabajo libre de hostigamiento sexual.  

Poco después llegaron las conclusiones del caso con las sanciones correspondientes a los involucrados en el acoso. A la chica se le ofreció reubicarse en otro departamento. No hubo despidos, únicamente llamadas de atención por escrito. En mi mente quedó una interrogante: ¿Se le habrá hecho justicia a la joven que recibía amenazas constantes y me llamaba a diversas horas aterrorizada? Cuando yo regresé a México, me enteré que demandó a la empresa por 3 millones de dólares porque no consideró justo que ella tuviese que cambiarse y los agresores se quedaran en sus puestos de trabajo como si no hubiesen hecho nada. Por alguna razón no me extrañó que demandara. ¿Habían sido las sanciones adecuadas para los que cometieron las atrocidades? Y, ¿para el jefe que lo permitió y no lo detuvo? Yo fui testigo de su sonrisa sarcástica de satisfacción al escuchar las conclusiones que realmente no le perjudicaba. Esta chica fue tocada, humillada, vivió en un ambiente donde de forma continua escuchaba comentarios sexuales y burlas, fue hostigada y aterrorizada por varios meses. Nada justificaba el abuso del cual fue víctima.

El acoso sexual en el trabajo se define como los avances sexuales no bienvenidos, conducta inapropiada, intimidación, abuso verbal, conducta sexual no deseada y que interfiere con el desempeño de una persona creando un ambiente de trabajo hostil, ofensivo e intimidante.

Casos similares ocurren todos los días en México y en todo el mundo. En otra empresa transnacional donde trabajé, el corporativo en Estados Unidos recibió quejas de un gerente por acoso sexual y ordenó una investigación. Las entrevistas comenzaron. Una joven y atractiva empleada quien acusó a esta persona ¡fue despedida! Sin embargo, las quejas por parte de otras empleadas continuaron y finalmente el hombre fue despedido. En ambos casos, tanto en México como Estados Unidos, me pareció que no se les dio la debida credibilidad a las empleadas acosadas. ¿Por qué? ¿Será que el patriarcado realmente no reconoce el acoso sexual y protegió a estos hombres que lo realizan como un derecho inalienable de su género?

Acción detestable que las mujeres hemos experimentado y soportado durante años desde las  primeras actividades laborales dentro de nuestros lugares de trabajo. Desde las miradas y comentarios lascivos, galanterías morbosas y constantes hasta las insinuaciones de compañeros, jefes, clientes. 

Buscando imágenes para este artículo recordé que mi abuela paterna me contó que a ella la habían acosado en su trabajo. La primera vez que sufrí de acoso sexual fue cuando yo tenía 18 años. Había aceptado un trabajo vendiendo tarjetas de descuento. Mi hermana mayor me acompañó para que no fuese sola a cobrar mis únicos honorarios porque le conté que el jefe (bastante mayor) me había tocado la mano mientras comíamos. La segunda ocasión fue, cuando aún estudiaba en la universidad y trabajaba, recibí “piropos” de compañeros que mi propio jefe escuchó y los reprobó enfrente de mí. Con el tiempo, aprendí a defenderme y a manejar este tipo de situaciones como todas las mujeres aprendemos a vivir con esto debido a lo extendido y arraigado que está dentro de los ambientes laborales. Hoy en pleno siglo XXI aún sigue sucediendo algo que simplemente no debería de existir. Me pregunto si algún día lograremos erradicar este tipo de conductas, al menos en los ambientes laborales y académicos.

 

Con el fin de reducir la violencia de género, se han aprobado reformas en los Códigos Penales del mundo para sancionar con cárcel y multas el delito de acoso y hostigamiento sexual, además de inhabilitación en caso de que quien lo cometa ocupe un cargo público. La realidad es que únicamente se denuncian el 30% de los delitos de acoso sexual por temor a las represalias. Recordemos los casos de mis compañeras de trabajo ya comentados.

Debemos cambiar y ninguna persona tiene por qué tolerar el acoso y hostigamiento sexual.

¿QUÉ HACER ANTE EL ACOSO SEXUAL?

 Identifica que es el acoso sexual

 No necesariamente involucra contacto físico.
Ø  Comentarios no bienvenidos.
Ø  Avances sexuales no deseados y que interfiere con el desempeño.
Ø  Conductas ofensivas que crean un ambiente de trabajo desagradable.  
Ø  Incluye burlas y amenazas que humillan y afectan negativamente a la víctima.
Ø  Basta con una vez que la persona haya sido tocada sin su consentimiento.
Ø  Cualquier persona, hombre o mujer, puede ser acosador.
Ø  La víctima no tiene que ser del sexo opuesto.
Ø  Implica atención sexual en el ambiente laboral o académico.
Ø  El acosador puede ser cualquier persona y no es fácil de detectar.
Ø  En el trabajo perjudica la satisfacción y la productividad.

 ¿Cuándo se crea un ambiente de acoso sexual?

 Contar chistes “de color.”
Ø  Hacer comentarios o dejar notas sugerentes.
Ø  Colocar posters de desnudos o posiciones sugestivas.
Ø  Distribuir material sexual por internet o por escrito.
Ø  Preguntar sobre la vida sexual.
Ø  Tocar o acercarse a las personas de una manera sugestiva.
Ø  Divulgar rumores acerca de la vida sexual de alguien.
Ø  Dar regalos personales no bienvenidos.
Ø  Hablar de sexo con persistencia.

 ¿Cómo detenerlo?

 Si eres víctima de acoso y hostigamiento sexual, denúncialo sin miedo.

Las víctimas deben decir al acosador que se detenga en términos claros y firmes, así como denunciarlo inmediatamente a sus superiores y/o a la autoridad correspondiente. Las empresas multinacionales proporcionan a sus empleados números 800 para que ponga sus quejas.

Desgraciadamente las empresas y escuelas no responden con oportunidad, así que se puede hacer una denuncia simultáneamente ante las autoridades gubernamentales para sentar el precedente.  

 ¡Nunca más permitas el acoso sexual!


Nota: Los casos de acoso sexual aquí presentados han sido modificadas con el fin de proteger a las víctimas, a los involucrados y a mí misma por lo delicado de este tema.

Derechos Reservados © Bertha García Vasconcelos


24 de mayo de 2022

¿POR QUE ES TAN DIFÍCIL MANEJAR EL ENOJO?*


Por Bertha Vasconcelos

El enojo es una de las emociones que resulta más difícil de manejar porque crecimos con la creencia de que no debemos enojarnos. Los seres humanos aprendimos desde muy pequeños que expresar nuestras emociones era “malo” por lo que no estaba permitido enojarse. Seguramente se nos decía que no lloráramos o que no hiciéramos berrinches. Sucedía que en el fondo nuestros padres se sentían amenazados o ansiosos sin saber qué hacer ante la expresión natural y primitiva de nuestras emociones. Al no haber aprendido a distinguir sus propias emociones no se daban cuenta que debajo de la ira que les provocaban nuestros gritos y sollozos, se escondía miedo o ansiedad. Por otro lado, los niños son muy susceptibles a los cambios en el estado de ánimo de sus padres y hermanos, por lo que las expresiones hostiles o las explosiones impredecibles les generan miedo y ansiedad y asociarán estas emociones con la ira hasta su vida adulta.

Pero para hablar del enojo, es necesario distinguirlo de la hostilidad. El primero es una emoción humana natural y normal, denominada negativa por que no es agradable sentirla. El enojo es útil por que nos previene de algún daño o peligro y detona nuestra conducta de defensa. Es común que se acompañe de angustia o miedo. Por otro lado, la hostilidad se refiere a conductas como gritar, insultar, amenazar, golpear o arrojar algún objeto. Esto quiere decir que enojarse y ser hostil son dos cosas muy diferentes. Enojarse no es malo. El problema surge de la forma en que lo manejamos, y si además perdemos el control y permitimos que se convierta en hostilidad agravando la situación. Debido a la confusión que existe entre una y otra, el enojo se ha estigmatizado y satanizado, originando problemas psicológicos o conflictos irreconciliables dentro de las relaciones interpersonales.

Algunas personas aprendieron a reprimir sus emociones (pareciera que no sienten) y otras a encolerizarse fácilmente. Las personas que demuestran su ira gritando nos están informando que uno de sus padres le gritaba de manera similar. Y las que se reprimen, son hijos de personas que se tragaban su enojo, con el riesgo de que eventualmente saliera de manera inesperada e intempestiva, como hostilidad o sarcasmo. Algunas personas creen que es muy difícil lidiar con el enojo de los demás por que ellas “nunca” se enojan. Pero el no reconocer la emoción en sí mismas no significa que no se enojen. En todo caso, aprendimos a manejar el enojo de la misma manera que nuestros padres manejaban su propio enojo.

La ira también puede sentirse como depresión y culpa, ya que son el resultado de dirigir esta emoción hacia uno mismo. Así que cuando nos sentimos abatidos o culpables después de un incidente desagradable con alguien, podría indicarnos que debajo de esos sentimientos, realmente estamos enojados.

En nuestra sociedad a las mujeres no se les ha permitido expresar su enojo libremente, y aquellas que lo llegan a demostrar lo hacen de una manera hostil o pierden el control. La mujer ha aprendido a reaccionar de manera pasiva, tragándose o reprimiendo su enojo. Por el contrario, los hombres en Latinoamérica han expresado abiertamente su ira, como hostilidad o de manera pasiva (sarcasmo e ironía) sin ser reprendidos socialmente. En México los hombres pueden gritar y golpear, las mujeres deben sonreír y ser sumisas. Así fue como aprendimos a negar y a reprimir nuestro enojo.

Reprimir el enojo por miedo a las consecuencias que pueda tener en las demás personas no es una vía apropiada, aunque parezca que ayuda a mantener la armonía en una relación. El no demostrar lo que realmente sentimos hacia un ser querido, afectará la relación a la larga por que impide comunicarle información importante para conservar la salud de la relación. Paradójicamente, las explosiones de ira se originan principalmente de un control excesivo del enojo. Mientras más reprimamos nuestro enojo, más tensión se acumulará y tenderemos a explotar de repente por que éste requerirá de expresarse y salir por algún lado. A veces nos sorprendernos de nosotros mismos o de otras personas por una reacción abrupta. La incapacidad de expresar el enojo asertivamente provoca frustración, insatisfacción y sentimientos de inadecuación que conducen a la agresión o a odiarse a sí mismo.

Aprender a manejar el enojo y el conflicto de manera constructiva ayudará a fortalecer nuestras relaciones y ayudará a conservar nuestra salud. El primer paso consiste en aceptar que estamos enojados y no negarlo, y el siguiente es expresarlo de manera apropiada y asertiva.

Bibliografía. 
Vasconcelos, B. Manejo de Emociones en la Mujer. Trillas; 2013. 
Extracto de los artículos publicados por la Lic. Bertha G. Vasconcelos en la Gaceta Ziua intitulados "Manejo de Emociones 1a y 2a parte".

9 de marzo de 2020

LOS MEDIOS DE COMUNICACION Y SU ROL PARA DIVULGAR EL SEXISMO Y LA VIOLENCIA


Este artículo es un extracto de mi trabajo final del curso que tomé sobre Género y Masculinidades.
Pido al lector lea este artículo desde esa perspectiva, así como desde la intolerancia a la violencia porque ésta es mi intención al reescribirlo y publicarlo en este blog.


Por Bertha García Vasconcelos 


El patriarcado y sus efectos en la sociedad

La narrativa dominante representa la ideología prevaleciente que incluye normas populares, valores y creencias, tan persuasivos dentro de la comunidad que son tomadas de manera literal por las personas acerca de cómo deben vivir la vida. El discurso hegemónico actual, el patriarcado, ha dominado la conducta del mundo entero el cual ha colocado en posiciones ventajosas a algunos grupos y a otros los pone en desventaja.

Los medios de comunicación

Los medios, principalmente la televisión, son el parámetro más generalizado y utilizado de los símbolos de la vida de las personas, por lo que se convierte en un modelador del comportamiento humano. Desde que la televisión apareció en el siglo XX, los medios de comunicación han ejercido una influencia cada vez más poderosa para manipular a las masas, crear necesidades ficticias mediante la publicidad y la moda, establecer narrativas sociales y de roles de género, inculcar hábitos, conductas y hasta valores culturales, así como divulgar mensajes machistas, sexistas y de violencia. Definitivamente su influencia se ha dejado sentir en el siglo XXI, con las publicaciones, programas y películas donde se continúa degradando el cuerpo de la mujer, reducen su rol al ser ama de casa y/o se promueve la violencia.

El Sexismo

La sexualización de la mujer a través de los medios de comunicación, cada vez es más evidente, difundida y ofensiva. El valor de la mujer se enfatiza por su atractivo o conducta sexual y se convierte en objeto para el uso sexual de otros en todos los medios donde se muestran innumerables imágenes de niñas y mujeres en una manera sexual, quienes revelan partes de sus cuerpos, y toman posturas y expresiones faciales sexualizadas. La pornografía se ha extendido a terrenos insospechados, propiciando una trata incontrolable de personas, o como sucede en México, donde las niñas de la Sierra de Puebla, Chiapas y Guerrero son vendidas por sus propios padres al crimen organizado.

Figuras como Angelina Jolie y Lady Gaga han sido “fabricadas” en Hollywood para convertirse en los modelos de femineidad a seguir por las niñas a través de los medios, que han provocado que durante años las mujeres se esfuercen por mantenerse “bellas”, se pongan a dieta eternamente y destinen enormes cantidades de dinero para el nutriólogo, cirujano plástico, cuidado del cabello, maquillaje y el vestir a la moda. Los esfuerzos para cumplir expectativas tan altas de la sociedad se reflejan en la falta de aceptación de sus cuerpos y de quien realmente son.

La violencia


Michael Moore, en su película “La Masacre de Columbine” (2002) delata las prácticas de los medios y otras organizaciones que impactan afectivamente a la sociedad y favorecen la violencia, como es el aumento de la cobertura de noticias con imágenes de contenido violento, que al fomentar una cultura de temor, en forma paradójica se ha incrementado la venta de armas y municiones mientras los índices de criminalidad disminuyen.

Periodistas y escritores oportunistas que se enriquecen a costa del dolor de otros existen en nuestra civilización, lo que no es válido es que los lectores compren y se crean historias irracionales llenas de maldad. Muchos medios de comunicación perciben rápidamente cuando un asunto cobra interés para el púbico, y a fin de generar utilidades pueden alterar el discurso al seleccionar las noticias que buscará el público. Ahora se sabe que enfatizar la violencia a través de las noticias genera mayor violencia.

¿Qué podemos hacer?

Es necesario deconstruir las narrativas dominantes que mantienen y apoyan los efectos negativos del patriarcado en las vidas de los personas. Los contenidos de los medios han de modificarse para crear una cultura de equidad de género y libre de violencia. Necesitamos denunciar y quejarnos de los medios ante organizaciones creadas expresamente, para que modifiquen sus contenidos sexistas y violentos. Una civilización no puede realmente progresar cuando en sus entrañas existe la violencia, opresión y discriminación hacia uno de sus principales componentes, el que se encarga de perpetuar el género humano. Es necesario empoderar a la mujer, ayudándole a mejorar su autoconcepto y autoestima al comprender que su valor como persona no depende de lo externo a su ser.

El abuso y la violencia es una historia que ha predominado en nuestra civilización por siglos, por lo que ha llegado el momento de denunciarlos, rechazarlos y erradicarlos, a fin de que la humanidad comience un camino de verdadera evolución.

Es tiempo de buscar las maneras de provocar cambios profundos en las perspectivas de las mujeres y los hombres, a fin de liberarnos de discursos hegemónicos culturales que nos desagradan. ¿Podremos cambiar las narrativas repetitivas de violencia que embargan a la humanidad? El camino por recorrer es largo, pero mucho dependerá de las nuevas historias que cada uno de nosotros desarrolle en los próximos años, para cambiar los discursos dominantes de violencia y sexismo que prevalecen en la sociedad. Podemos dar a luz a nuevas historias de esperanza, paz, justicia e igualdad de género.

Por Bertha Vasconcelos

15 de enero de 2010

LAS CREENCIAS Y SU REPERCUSION EN NUESTRO COMPORTAMIENTO

Por Bertha Vasconcelos

Escuchamos por todos lados la palabra “creencias” desde diversos enfoques. Aquí explicaremos este término y sus consecuencias en la conducta humana, desde el punto de vista de los psicólogos cognitivos conductuales de una manera muy sencilla y simple.

Las creencias son generalizaciones que hemos ido formando desde que nacimos y que filtran la información que entra del entorno a nuestro sistema. Esto quiere decir que las personas procesamos nuestras vivencias, en base a nuestras creencias, recuerdos e imágenes, por lo que cada uno de nosotros les damos una interpretación particular, según el significado que hayamos almacenado de nuestra experiencia previa.

Existen creencias que definen nuestro sentido de identidad, más resistentes al cambio, por lo que son parte importante en la personalidad y en las relaciones interpersonales. Otras no son centrales a la identidad. Encontramos creencias sobre sí mismo, sociales, sobre los demás, culturales, etc., las cuales pueden ser una combinación de nuestra herencia cultural y de nuestra historia individual de aprendizaje. Las hay improbables, irrealistas, irracionales, dogmáticas, catastróficas o absolutistas.

Una creencia generalizada (ejemplo: “Toda la gente es poco confiable”) conduce a una interpretación generalizada (ejemplo: “Seguramente esta persona me quiere estafar o me está mintiendo”) lo cual hará que nos comportemos de una manera determinada ante los eventos que detonen nuestras creencias. Cuando éstas son categóricas, pueden ser erróneas al aplicarse a todas las situaciones y no de acuerdo al contexto.

Nuestros pensamientos, mensajes que nos decimos, pensamientos automáticos, imágenes, atribuciones, etc. se derivan de nuestros modelos de creencias. Se ha demostrado que las emociones son resultado de los pensamientos automáticos, es decir, de las interpretaciones que hacemos de los eventos, y no de los eventos en sí mismos. En resumen, nuestro comportamiento hacia nosotros mismos y hacia los demás es producto de este complejo sistema en el que intervienen las emociones generadas por los pensamientos que son producidos por nuestras creencias.

Aaron Beck afirma que “la ira y la hostilidad que prevalecen en nuestra civilización se alimentan de creencias rígidas y egocéntricas.” Albert Ellis estaba convencido que los problemas sociales y personales son reflejo de algunas formas de filosofía de la cultura en la cual crecimos, como “la intolerancia, el dogmatismo, el absolutismo, la rigidez y el fanatismo” que han generado creencias generalizadas. El pensaba que para resolver nuestros problemas como civilización, habría que “reorganizar y construir una nueva filosofía mundial.”

En conclusión, cuando las personas cambian sus creencias erróneas o irracionales transforman su vida al recuperar su autenticidad y naturalidad. Cuando los seres humanos cambien las creencias que provocan violencia, cambiaría este mundo.

Cuando entendemos que interpretamos la información y las experiencias de acuerdo a nuestro sistema personal de creencias, que se ha constituido desde nuestro nacimiento, nos percatamos de la tremenda influencia que tienen los estímulos externos, llámese medios publicitarios y de comunicación en la formación de estos sistemas.

Desde el siglo XX hemos vivido en una sociedad que nos ha sometido a vivir la vida que los medios de comunicación nos han vendido, a través de películas, telenovelas, revistas, comerciales, noticias, series televisivas, etc. Los seres humanos no nos damos cuenta que estos medios han sido el canal para dictarnos creencias generalizadas respecto a los roles ideales de los géneros y de las familias, así como para sembrar en nuestras mentes el famoso American Dream (Sueño Americano) o American Way of Life, y hemos caído en su trampa implacable convirtiéndonos en seres humanos estereotipados, que se visten igual, hablan igual, hacen lo mismo y persiguen los mismos ideales y metas.

Nuestras mentes han sido esclavas de la moda y los medios, haciendo que construyamos creencias respecto a la forma perfecta de vestir y vivir. Los tabloides publican noticias distorsionadas y escandalosas, mentiras poco piadosas - sin culpa-, con el fin de generar dinero por que de eso viven. Los medios de comunicación son un negocio, y los motivos por los cuales eligen las noticias son exclusivamente lucrativos, además de fomentar el morbo y el miedo para asegurar el sometimiento de las mentes. Creo que coincidirán como yo con Aaron Beck en que las noticias “exageran el lado oscuro de la naturaleza humana.”

El idealismo y el perfeccionismo patológicos encuentran campo fértil en una cultura manipuladora como la nuestra que, para desarrollarse económicamente, obliga a las personas a luchar incansablemente por conseguir las situaciones y soluciones ideales que han visto en los medios de comunicación, convirtiendo este afán en una tortura por que no se pueden lograr.

Cada vez tenemos mayor acceso a la información que viene repleta de interpretaciones deformadas, acorde a las historias personales o a los intereses monetarios de sus creadores. ¿Estamos pensando lógicamente o nos estamos dejando llevar por lo que escuchamos y vemos en las noticias, sin realizar investigaciones detalladas que proporcionen los datos y hechos que necesitamos para entonces sí, analizar cada uno de éstos? Cuando vemos las noticias y los comerciales sin realizar análisis objetivos, intervienen nuestras distorsiones del pensamiento, es decir, aquellas maneras de pensar que aprendimos erróneamente, como el generalizar, exagerar o el totalizar, por lo que incorporamos a nuestro sistema de creencias, ideas absurdas que generan perfeccionsimo, autocrítica y cruel juicio hacia los demás.

Los publicistas generan y conservan sus ingresos si logran que tengamos una preferencia por una tienda departamental en particular en lugar de otra, o comamos una marca de cereal en lugar de otra. La nueva tendencia y objetivo es inundar el mercado de marcas, haciendo obsoletos los productos y artículos que no porten la marca que mejor haga publicidad, y no necesariamente la de mejor calidad. La mercadotecnia crea constantemente necesidades inútiles, superfluas y excesivas en las personas.
¿Estamos listos para pensar por nosotros mismos, sin la influencia ni manipulación de los medios de comunicación? ¿Estamos listos para ser libres y crear el mundo que deseamos nosotros, y no lo que los medios de comunicación desean para nosotros?

Derechos Reservados © Bertha García Vasconcelos. Ud. puede compartir este artículo siempre y cuando le de crédito a la autora.

Imagen: El Laberinto de Leonora Carrington