9 de octubre de 2020

LA DIFICIL RELACION CON LOS PADRES


Introducción:

Hablaré de un tema difícil y riesgoso de tratar, sin embargo, es recurrente y muy común. No intento ofender a nadie ni generar conflictos familiares, sino el favorecer una relación sana y amorosa con tus padres (o al menos sanar la imagen que tienes de ellos) que te libere del autosabotaje. Los problemas en las familias son complejos y la relación padres e hijos lo es también. Los niños se forman una imagen propia de sus padres que puede diferir o no de las de sus hermanos, y por supuesto, de la que pueda tener otra persona que los conozca. Recordemos que la realidad es una pero cada persona la interpretamos diferente. Cada uno de nosotros eligió formarse una cierta imagen de sus padres, independientemente de las circunstancias circundantes. El grave problema sería no enfrentar los conflictos y perpetuar una relación poco sana con los padres. Lo más triste es que tu progreso puede detenerse si hay sentimientos de culpabilidad porque te llevarán a autosabotear tus mejores intenciones para lograr tus metas. La intención de este artículo es ayudar a las personas a encontrar estrategias de afrontamiento que les funcionen, idealmente que las inspiren a mejorar la relación con sus padres porque será menos probable que te sabotees. Padres rígidos o demandantes hubo, hay y los habrá. Para nuestros padres fue lo mismo y nos toca a todos aprender a amarnos sin condiciones y así a los demás. La realidad es que la mayoría de los padres dieron lo que aprendieron y lo mejor que pudieron, es decir, dan lo que ellos mismos recibieron de sus padres, un poco mejorado. Y tú darás lo mismo que recibiste de tus padres. Por ello, el trabajo interior y la sanación de heridas emocionales permitirán que te conozcas y te responsabilices de tus pensamientos y emociones para ser más consciente, tanto de tus decisiones como de tus acciones. Necesitamos como individuos dentro de una sociedad y un país, dejar de ser víctimas y tomar las riendas de nuestra vida. Si queremos cambiar al mundo, primero necesitamos cambiar cada uno.

Si eres padre o madre, al final de la introducción hablaré un poco de tu rol como tal. Mientras tanto, ubícate aquí como hijo adulto para que no generes un síndrome reparatorio y cometas con tus hijos errores tan graves o peores que los que tus padres cometieron contigo.

NOTA DE PRECAUCIÓN: Si este artículo provoca profundo dolor emocional o toca ciertas fibras en ti es buena noticia, recurre a un psicólogo porque sucede que estás listo para resolver este tema en tu vida.


La Relación con los Padres

Por Bertha Vasconcelos

¿Tus padres fueron o son impredecibles? ¿En momentos fueron alegres y amorosos, y en otros, sarcásticos e hirientes, agresivos o cortantes? Una madre exigente o un padre demandante, cuando te descalifican o buscan culpabilizarte, son igualmente agobiantes. Es la madre que se enojaba cuando traías malas calificaciones, o la madre que si derramabas tu leche o no querías comer el brócoli, se sobresaltaba. Es la madre malhumorada, la que te ignoraba, la manipuladora, que te golpeaba o la que alzaba la voz y gritaba con frecuencia para reprenderte. O es el padre que humillaba y usaba la ironía cuando se estresaba, el poco tolerante, golpeador o intimidante, que inclusive pudo llegar a convertirse en la representación del mal ante los ojos de un niño sensible y vulnerable causándole un gran temor.

Cometías un error y tus padres se enojaban. No cumplías con sus expectativas y fruncían el ceño o cambiaban su actitud hacia ti. Si no hacías tal o cual cosa percibías, y aun percibes, su desaprobación en el tono de voz o sus comentarios mordaces. Si necesitabas algo, te daba pena pedirlo, y ya que lo pedías te pasaban por el “cuchillo.” Se molestaban porque no eras como ellos querían que fueras (y después sentían culpa). Ante su falta de aceptación te empequeñecías, y te tornaste en buscador constante de su aprobación. Hoy, en tu adultez sigues sintiéndote un niño ante las exigencias y demandas de tus padres. Si ahora son mayores te demandan compañía o que los acompañes al médico. O tal vez se cobran si te hacen un favor (y después sienten culpa). Las cosas deben ser como ellos quieren. Se te hace difícil decir no porque sientes culpa. Algunos hijos optan por irse a vivir lejos, y si se puede, lo más lejos que puedan. Pero eso no remedia el problema. A corto plazo disminuye su ansiedad pero a largo plazo se formará tal alud, que tarde o temprano, el conflicto regresará como búmeran para ser resuelto. Es decir, enfrentar racionalmente las situaciones conflictivas es más apropiado que evadirlas y huir o pelear y gritar.

Por otro lado, la madre frustrada en su relación matrimonial sustituye al esposo con sus hijos, y dependerá de ellos emocional y/o económicamente. Llenará sus carencias con sus hijos. Es la madre que hizo a sus hijos “obedientes” aunque rebasen los 40, por lo que al convertirse en adultos no aprendieron a identificar sus propias necesidades y se pasan la vida satisfaciendo primero a los demás. Hacer lo contrario a lo que ella desea, es difícil. Muchas madres son “controladoras” porque se acostumbraron a decirles a sus hijos qué hacer y cómo hacerlo. Esta conducta se prolonga en edad adulta y puede llegar a ser muy molesta para los hijos adultos, casados o no. De ahí surgen fricciones difíciles de resolver. Las madres pueden aprender a respetar las decisiones de sus hijos si se esfuerzan un poco con ayuda de sus hijos adultos cuya reacción les hará ver que están violando sus límites.

La relación con uno o ambos padres puede ser muy desgastante y paraliza si no te sientes merecedor, entonces te autocastigas. De aquí provienen los patrones de autosabotaje porque no puedes satisfacer las demandas de tus padres que ya hiciste propias. Muchos padres fácilmente invalidan tus sentimientos o descalifican tus opiniones, haciéndote sentir inapropiado, como si algo en ti estuviese “mal.” Hay padres con exigencias tan altas que aunque el hijo se pasara la vida cumpliendo todas sus expectativas, nunca sería suficiente para ellos.

A continuación daré algunos tips para comenzar a liberarse de la culpa y el autosabotaje, manejarse asertivamente con los padres y lograr objetivos, pero antes una nota para los padres de niños y adolescentes.

A los padres de niños y adolescentes:

Ten cuidado con dar el “pendulazo”. Los padres actuales están cayendo en el error de ser débiles porque se sienten temerosos de traumatizar a sus hijos por lo que no imponen consecuencias y consienten a sus hijos exageradamente, al grado de convertirlos en verdaderos tiranos. No les permiten desarrollar su tolerancia a la frustración y así los niños demandan todo lo que quieren sin medida y cuanto antes. No saben esperar sin llorar o hacer terribles berrinches. La premisa de los padres jóvenes es: “No quiero cometer los errores que mis padres cometieron conmigo.” Pero, seguro cometerán otros como la sobreprotección que es considerada un tipo de abuso, tanto como gritarles o golpearlos. Es preciso reflexionar en cómo están educando a sus hijos y se informen mejor.

Continúa en la siguiente entrada.

Derechos reservados ©Bertha García Vasconcelos

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