3 de octubre de 2011

TU PUEDES CREAR LA VIDA QUE DESEAS

Por Bertha Vasconcelos




Hace algunos años escribí sobre los drásticos cambios en el mundo. Los recientes acontecimientos mundiales ya no dejan la menor duda que algo está sucediendo en el planeta. Parece que finalmente, cada vez más personas reconocen las profundas transformaciones dentro de todos los sistemas, como si fuese un torbellino del cual no pudiésemos sustraernos. A fin de adaptarnos y no caer presas del caos exterior es preciso el cambio interno. Este representa una alternativa poderosa y práctica que nos devuelve el control de nuestras vidas.

Día a día nos enfrentamos a demasiados desafíos, y apenas tenemos tiempo para un respiro. A fin de disfrutar de la vida, sin depender de los demás o de lo externo, podemos hacer algo dentro de nosotros mismos, en lugar de esperar que los demás cambien o las situaciones mejoren. El apego, el pesimismo, la intolerancia o continuar aceptando maltrato de cualquier tipo son aspectos que podemos cambiar si nos lo proponemos. Significa que podemos soltar el perfeccionismo, que solo sirve para torturamos a nosotros mismos y de paso a los demás. Sanar internamente, para deshacernos de viejos resentimientos y amargos recuerdos nos liberaría de vivir atados a un pasado doloroso. De nada nos sirve ya la compulsión de controlar, es decir, desear cambiar a los demás, esperar que sean diferentes y que se comporten o nos traten como nosotros deseamos. Quizá podamos desprendernos del egoísmo, de la frialdad o de la amargura. Es imposible siquiera el imaginar experimentar cosas nuevas si nos negamos a eliminar lo que resulta obsoleto. No podemos seguir siendo los mismos y vivir la vida de la misma manera si deseamos una vida diferente; persistir en esa idea nos impedirá alcanzar la anhelada realidad.

Si logramos cambiar cómo vemos y qué vemos en el mundo y en las personas que nos rodean, nuestra realidad cambiaría. Si elegimos describir al mundo, a nuestra pareja o a nuestros padres en términos más positivos, creamos nuestra realidad más acorde a lo que elegimos ver. Los seres humanos buscamos darle sentido a nuestras vidas a través de las historias culturales que hemos escuchado o las historias personales que contamos o pensamos. Nuestras propias experiencias cobran sentido cuando tejemos una historia que nos permita llegar a una congruencia de nosotros mismos y del mundo en el que vivimos. Recordemos que el contexto cultural y social donde crecimos o vivimos moldea nuestra forma de pensar. Tom Andersen escribió: “Cada evento recordado es una historia, ya sea personal, contada o escuchada. Nos decimos historias de la vida, y vivimos de acuerdo a esas historias… así es la vida humana.”

También valdría la pena buscar las creencias irracionales que crean y mantienen nuestros problemas o nuestras conductas problemáticas, así como el cuestionarnos de dónde vienen y qué procesos sociales o culturales entraron en juego para tener precisamente esas creencias y no otras. Según Albert Ellis, las creencias irracionales se originan cuando nuestros deseos y preferencias se intensifican al grado de convertirse en demandas o exigencias, es decir, que en lugar de desear algo, pensamos que debemos tenerlo. Nuestras creencias producen pensamientos, que a su vez derivan en emociones, positivas o negativas. Cuando cambiamos nuestros pensamientos o las interpretaciones que damos a las cosas, iniciamos el proceso de cambio. Por ejemplo, si una persona que amamos olvida nuestro cumpleaños, no es el olvido en sí mismo sino las creencias que tenemos acerca de ese olvido lo que nos hace sentir enojados o deprimidos. Para que una experiencia deje de repetirse una y otra vez, es necesario cambiar el significado o la interpretación que hacemos de la misma. En alguna ocasión escuché una frase que me pareció muy atinada: “Yo cambio y todo cambia.”

Más que nunca, también se hace necesario transformar las relaciones que nos lanzan a revivir una y otra vez los viejos patrones de conducta que ya es tiempo de sacar de nuestra vida, como decir sí cuando deseamos decir no, o aceptar versiones de otros que aniquilan a nuestro verdadero ser y sus talentos. Tenemos el poder de crear la vida que deseamos en nuestras manos. Recuperemos nuestra autoeficacia, entendida como la capacidad de ejercer control sobre nuestros pensamientos, sentimientos y acciones, para aprender de los demás, para planear estrategias, para regular nuestro comportamiento y ser partícipes de la autorreflexión. La autoeficacia permite que cambiemos nuestra conducta.

A fin de crear una nueva realidad, necesitamos cambiar la historia que nos hemos contado y la que nos hemos creído de nosotros mismos, de los demás y de la vida. Nuestra realidad se construye con todas aquellas descripciones e interpretaciones que hacemos los seres humanos de nuestro mundo, las cuales emergen continuamente de nuestras interacciones con otras personas. Es así como podremos moldear y cambiar la sociedad a la cual pertenecemos.

Te dejo unas preguntas para reflexionar en aquellos momentos cuando te permites soñar: ¿Me veo como un ser talentoso y capaz? ¿Reconozco que tengo el poder de cambiar mi vida? ¿Puedo cambiar las circunstancias de mi vida sin el esperar que los demás sean los que hagan los cambios? ¿Soy capaz de ver el potencial y talentos de los demás? ¿Qué necesito cambiar en mi mismo? ¿Puedo ser más tolerante, paciente o respetuoso con los demás? ¿Estoy listo para cambiar mi realidad y mi mundo? ¿Soy capaz de sanar y mejorar mis relaciones? Me gustaría pensar que estás dispuesto a atreverte a crear la vida que deseas y mereces gozar, a pesar de todo.

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