27 de julio de 2023

EL ENOJO: UNA DE LAS BASES DEL ODIO



Por Bertha Vasconcelos


Durante las últimas semanas, pareciera que se ha incrementado el enojo y la irritabilidad en las personas. Baja tolerancia a la frustración, explosiones de ira y peleas suceden por doquier. Nos enojamos fácilmente y perdemos el control ante la frustración o el no conseguir lo que queremos. La molestia es racional pero la ira sin control es otra cosa. Lo peor de todo es que se añade a la conciencia colectiva de frustración, rabia y violencia.

Muchas personas creen que “no andarse con medias tintas es sano”. Desgraciadamente el pensamiento “todo o nada” o “blanco o negro” conocido también como pensamiento polarizado o absolutizar es una forma de distorsión del pensamiento. Para entenderlo mejor recordemos a esas personas que no ven los tonos grises. Las personas perfeccionistas y/o rígidas piensan de esta forma, así como las personas paranoides, esquizoides y con rasgos narcisistas. Aaron Beck, psicólogo cognitivo e investigador, postula que nuestra sociedad es prisionera del odio, el cual es una variante del enojo. Por lo que absolutizar conduce irremediablemente al odio, conducta basada en la ira, la intolerancia y las creencias irracionales.

Por ello, las personas que enjuician a otras, llámese también “satanizar”, tienden a tener este tipo de pensamiento. Son aquellas que elevan al prójimo para crucificarlo después. La base es una forma de pensamiento irracional que procede de una premisa o conclusión falsa al hacer razonamientos, es decir al pensar.

Todo lo que vivimos se almacena en el subconsciente. Buenas o malas experiencias. Si alguien le critica o le intimida, esa experiencia se guarda ahí y ello puede afectarle tanto, de diversas maneras como a su propia prosperidad y confianza en sí mismo. Si usted ha sido víctima de este tipo de enjuiciamientos, revise de qué forma le afectó y valide su sentimiento (enojo, impotencia, ansiedad, miedo, etc.) para que no vaya a influir en sus logros. Hay quienes tienen “piel dura” como la mayoría de los hombres, pero las personas más sensibles y perceptivas pueden sentirse heridas fácilmente, lo que perjudicará su auto-concepto. ¿Quiénes se creen estas personas para juzgar a la ligera? ¿Con que derecho se sienten para emitir juicios y opiniones que solo corresponden a sus propias interpretaciones? Al verse reflejadas en otros, no se dan cuenta que son ellas mismas a quienes ven.

Nuestra cultura sufre de narcisismo extremo. Una forma de vivir sin importarle el prójimo, sin empatía, sin compasión, matizada de violencia emocional extrema. Hace y dice sin tomar en consideración sentimientos ni opiniones de los demás. Narciso veía reflejada su imagen en el agua y no podía dejar de verla, pero al no diferenciarse a sí mismo de la imagen reflejada, no comprendió que el otro no era él. Así que el otro, el no-Yo, no importa, no existe. Cuántas sensibilidades destrozadas y talentos perdidos encontramos en el camino, víctimas primero de sus padres narcisistas, y/o después de sus parejas o jefes.

Solo nos queda sanarnos a nosotros mismos, fortalecernos interiormente y aprender a enfrentar este tipo de situaciones cuando esas personas son parte de la familia, o alejarnos de los que juzgan a la ligera porque no pueden ni podrán ser amigos leales o parejas amorosas. Todo tipo de violencia, llámese física, verbal o emocional intoxica y es injustificada, por lo que es preciso poner distancia sana de esas personas. Es necesario identificar y cambiar nuestra forma de pensar para sanar. Cuando cambiamos esa forma distorsionada de pensar, nuestro subconsciente se puede reprogramar a cuestiones positivas en lugar de quedarse en las situaciones o personas negativas que se cruzan en su camino. Para vivir en armonía podemos reprogramar nuestro subconsciente. Cada vez que pensamos en algo negativo, nos enganchamos a ello y dejamos de vivir en el aquí y ahora.  El presente, lo único que tenemos para crear la vida que deseamos. Dr. Wayne Dyer recomienda usar los últimos 5 minutos antes de dormir en pensar en los agradables que vivimos, en lo que tenemos, y cuando despertemos atraeremos a nuestra vida eso mismo. Si no estamos pensando claro porque estamos sumamente enojados, mejor no abrir la boca porque seguro el arrepentimiento sobrevendrá.

Pensemos en lo que deseamos en nuestra vida y no en lo que nos disgusta es un buen principio. Como humanidad, es urgente desarrollar la tolerancia a la frustración y el control de los impulsos, pero nunca permitir la violencia de cualquier índole.

Más adelante escribiré sobre la manera en que el patriarcado ha promovido la violencia que algunos todavía ven normal, que se reduce a una falta de control y manejo adecuado del enojo. que al vivir en el siglo XXI rumbo al postpatriarcado queda obsoleta.  

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