4 de agosto de 2022

LOS REVESES DE LA VIDA

Por Bertha Vasconcelos



Foto de Vera Arsic

La vida constantemente nos está brindando retos que es preciso enfrentar de maneras saludables. Carl Jung decía certeramente que “en este mundo nadie se salva.” Si aun hay alguien que cree que existen personas que no enfrentan desafíos y obstáculos, lamento decirle que está equivocado. A unos les pasa antes y a otros después, pero a todos nos “toca.” En mi opinión, los reveses en la vida nos ayudan a crecer, por lo que representan oportunidades de crecimiento y aprendizaje. Y hay dos formas de crecer: “a golpes” o con conciencia.

Cuando la obscuridad llega a nuestra casa, la luz está justo dentro de nuestro ser, solo hay que encontrarla nuevamente. El contraste ha sido uno de los principales factores que han contribuido a la ampliación de conciencia del ser humano. Cuando algo no nos gusta, podemos elegir un nuevo curso de acción. Por ejemplo, como humanidad ya nos dimos cuenta que la violencia (verbal, emocional, física, patrimonial, bullying) no ha sido la mejor vía para resolver situaciones, tanto como la guerra no ha sido el camino más adecuado para resolver los conflictos de los países, así que líderes y multitudes de personas han iniciado importantes movimientos para lograr la paz y erradicar la violencia en el mundo. Otro ejemplo es el habernos dado cuenta que destruir el ecosistema de la Tierra y lastimar a los animales tampoco ha sido una sabia práctica, por lo que actualmente se organizan campañas masivas y programas globales para la protección del ambiente y los seres vivos.

En algunas ocasiones la vida nos abofetea, pero en otras nos da tremendos golpes que nos lanzan al piso. Y ahí, medio inconscientes nos quedamos por un tiempo sin movernos mientras poco a poco nos recuperamos del shock inicial. Si tuviésemos una caída por accidente, el paramédico, antes de levantarnos, identificaría y evaluaría nuestras heridas. Es igual con los golpes emocionales. Será preciso identificar: ¿Qué tan serias son mis heridas? ¿Qué necesito para mejorar? ¿Requiero ayuda? El golpe emocional causa dolor y heridas, aunque no visibles. Así que primero necesitamos sanar esas heridas que nos dejó el gran aventón que nos colocó en el piso. Una vez que podemos sanar las heridas y que el dolor sea menos intenso, podemos incorporarnos poco a poco hasta ponernos completamente de pie. La naturaleza es sabia, por ejemplo, en los animales. Mi hermana me contaba que se metió a su casa un pequeño colibrí y fue atrapado por su gato. Fue una verdadera lucha de mi hermana con el gato para lograr que finalmente soltara a la pequeña criatura, ya que la tenía en el hocico dispuesto a devorarla. Cuando el colibrí se liberó, quedó en el piso extenuado, con intensas palpitaciones, tal vez moribundo. Sin embargo, el pequeño colibrí solo necesitó tiempo para recuperarse del ataque y tremendo estrés, así como evaluó las probables heridas. Y así, tras un rato, recuperado salió volando por la ventana.

La recuperación emocional NO es inmediata, y si nos levantamos antes de sanar las heridas, a manera de evasión o sintiéndonos heroínas/héroes, podemos provocarnos problemas a mediano y largo plazo. Las heridas emocionales deben tratarse según su gravedad. No se deben ignorar porque tarde o temprano tendrán consecuencias, tales como toda clase de enfermedades físicas o mentales (depresión, ansiedad, etc.).

Cuando nos cortamos o quemamos por accidente, buscamos inmediatamente el paliativo apropiado y necesario para que no duela más y ayudar a que la herida sane más rápido. Si se trata de nuestros hijos, inmediatamente los atendemos, pero ¿usualmente qué hacemos cuando se trata de uno mismo? ¿Por qué si sufrimos un revés en la vida que nos provoca dolor emocional, no buscamos el paliativo adecuado? ¿Por qué perpetuamos el sufrimiento y dolor emocional? ¿Por qué descuidamos nuestro bienestar emocional? ¿Será porque el dolor emocional no se ve a simple vista?

Es importante recordar que las lágrimas sanan el dolor emocional por lo que llorar es un excelente bálsamo para el alma adolorida. Cuando no lloramos, suspiramos. Cuando necesitamos llorar y no lo hacemos, la tristeza buscará salir por algún lado, al grado de enfermarse desde un resfriado hasta una neumonía. O si no perdonamos, el resentimiento saldrá en forma de enfermedades.

Los seres humanos podemos sentirnos víctimas ante los reveses de la vida, y sí, podemos llegar a ser víctimas de violencia física, emocional, verbal, bullying, acoso sexual o moral (mobbing), de abandono, negligencia, rechazos, traiciones, humillaciones e injusticias, por no decir más. Sin embargo, necesitamos sacarnos de ese estado lo antes posible para no prolongar más nuestro sufrimiento. Salir de la victimización es fundamental para tomar las riendas de nuestra vida. ¿Qué tengo que aprender de esto? Sería la pregunta más sabia a responder. Si logramos darnos cuenta, estaremos del otro lado. Pero si después de un par de semanas aun sientes un gran malestar y que no puedes salir de ello… busca ayuda de inmediato. No esperes a que la angustia, el estrés o la depresión se prolonguen, estamos en la era de aprender las habilidades para alcanzar la maestría de nuestra propia vida.

Afortunadamente, en la actualidad hay nuevas maneras de ser felices. Existen tantos recursos que ya no estamos solos para enfrentar cualquier tipo de problema. Contamos con avances e investigación científica que permite que estamos mejor informados y preparados, así como existe extensa literatura, documentales, información disponible, e infinidad de nuevas técnicas y herramientas para ayudarnos, en sí, contamos con recursos que antes no teníamos.

El estrés emocional que provocan las pérdidas de la salud, del trabajo, dinero, etc., así como la muerte de un ser querido, una ruptura amorosa, divorcio, cambio de residencia, estudiar un posgrado o tener un bebé, se siente y repercute en el cuerpo. Por ello es fundamental aprender a manejar las emociones como la angustia, depresión, enojo para afrontar adecuadamente los reveses de la vida y poder levantarse tras una curación completa. Es importante buscar maneras para lidiar con el estrés o el sufrimiento que se adecúen a tu ser, tales como practicar ejercicios de relajación, meditación, artes marciales, yoga, tai chi, hacer ejercicio, lecturas, cursos, contar con buenos amigos, acudir a grupos de apoyo/autoayuda, y en caso de ser necesario, comenzar un proceso de psicoterapia. Es preciso encontrar lo que te sirva mejor.


Foto de Cottonbro


Los terapeutas no solucionan nuestra vida, pero sí pueden ayudarnos a resolver desafíos y aprender nuevas habilidades para mejorar nuestras relaciones, comunicación, etc. En la actualidad, cada vez más personas “sanas” buscan la terapia para ayudarse con un profesional de la salud. De hecho, buscar ayuda es signo de salud mental porque existe la conciencia de que algo en nuestra vida no está funcionando y no hemos podido resolverlo solos. El narcisismo y arrogancia promovidos por la actual cultura del vacío impide que las personas busquen ayuda derivado de un inútil “yo puedo solo.”

Cuando los retos en la vida son múltiples y se dan en periodos cortos de tiempo es especialmente recomendable buscar ayuda profesional. ¿Qué sentido tiene pasar solo un proceso cuando no tendría que ser así? Hay procesos que NO DEBÍAN pasarse solo, como las pérdidas graves, porque el dolor emocional se alargaría innecesariamente.

Para mí, es bueno saber que no estoy sola y que hoy cuento con innumerables recursos para lidiar con los reveses de la vida. Tal vez estamos aquí para ayudarnos unos a otros. Por lo que te recuerdo: NO ESTÁS SOLO.

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