Por Bertha Vasconcelos
Quiero retomar un pensamiento que escribí hace algunos meses: La humanidad se ha complicado tanto la
vida que valdría la pena reconsiderar nuestras viejas prácticas y transformar
lo obsoleto, lo inútil, lo que nos roba de nuestro valioso tiempo para lo
verdaderamente importante.
No muchos saben que la importancia es prioritaria a la urgencia, por eso vivimos haciendo las cosas urgentes y no las importantes. Lo mismo ocurre en los trabajos, las personas dejan lo importante de lado por lo urgente y no logran los resultados que se esperan de ellas, porque las hace menos efectivas. Estamos tan ocupados en cosas banales, dedicando demasiado tiempo a preocuparnos por cosas tontas y superfluas. O nos pasamos la vida enojándonos por los hábitos de los demás, asumiendo fantasías creadas en la propia mente lejos de la realidad. Pero también pasamos mucho tiempo pensando en qué compraremos, qué prenda de vestir nos pondremos, cómo mantenerse a la moda, en el próximo look que adoptaremos o cómo ocultar las canas y las arrugas. Cuestiones que se convierten en banalidades conforme crecemos y ampliamos nuestra consciencia, precisamente cuando nos damos cuenta que la vida es mucho más que ello. Porque el cuerpo y todo lo que hicimos con él, para bien o para mal, se acaba, envejece de todas maneras, y al final, irremediablemente se desecha.
Cuantos no viven del trabajo a la casa y viceversa, conviviendo
únicamente con la familia más cercana, creando una zona de confort que promueve
la pereza. Aquélla que impide arriesgarse, avanzar y dar el siguiente paso que requiere
un poco más de esfuerzo. Nos olvidamos de los amigos, de la familia extendida, de
hacer lo que más nos apasiona porque está más cerca del corazón, cayendo en la
zona de confort, que tarde o temprano con los años nos sumirá en el
aburrimiento de lo cotidiano y familiar. Cuantas personas sanas conocemos que
sus vidas son iguales durante años, sin novedad alguna.
LA VIDA ES MUCHO MÁS…
Parece obvio, pero no es así para muchas personas. La vida es
mucho más que el trabajo, el dinero, la casa y la familia inmediata. ¿Qué hay de todos aquellos talentos que tenemos, del potencial
que existe en nuestro interior, de encontrar un sentido a la vida y el
propósito por el cual aún estamos aquí? ¿Qué hay de los amigos verdaderos y las
personas que han sido tus mentores? Enterramos nuestros sueños y talentos en el
empolvado sótano de nuestra psique, y nos aferramos a lo familiar, porque es
más fácil vivir sin riesgos ni esfuerzos adicionales.
Hay millones de personas con talentos desperdiciados, que se
quedan dentro del caparazón que las protege de los riesgos y lo nuevo, porque
tienen miedo de convertirse en las personas que realmente son. O enmascaran el
temor con un orgullo falso creyéndose que engañan a los demás al decir que
viven una vida plena. Nos encerramos en nuestro propio egoísmo y nos concentramos
en actividades fútiles. Nos aferramos a rutinas y hábitos inútiles, al trabajo
insatisfactorio o dejando de relacionarnos con aquellas personas que han
llenado nuestra vida con sabiduría, amor o amistad.
¿QUÉ HACES CON TU VIDA?
Para muchos hombres, las conquistas sexuales se convierten en el centro de atención, descuidando sus relaciones más cercanas, y si son casados, lastiman a sus hijos más que a nadie en el mundo. Y todo por un placer temporal. Las relaciones sexuales extra-maritales originan graves consecuencias en sus descendientes, quienes terminan pagando por las conductas irresponsables de sus padres. La atracción sexual que se convierte en adicción termina rompiendo el corazón de su cónyuge y hiere los corazones de sus hijos, como si se les inyectara un veneno que minara su bienestar emocional generación tras generación, lo cual requerirá de largos procesos de sanación.
Nos evadimos con pasatiempos, hábitos y adicciones que nos
alejan de las situaciones y personas que tememos. El dinero también es otro
buen distractor de lo que es realmente importante. Como humanidad vivimos
engañándonos a nosotros mismos e intentamos engañar también a los demás: “Todo
está bien porque la vida es nacer, crecer, reproducirse y morir” o el “Vivir es comprar,
tener, poseer y acumular.” Pienso que cuando alzamos la mirada y finalmente aceptamos que la vida
es más que satisfacer las necesidades del cuerpo físico, habremos tocado un
poquito el cielo y las infinitas posibilidades de tener una vida plena desde
una realidad más completa. Porque tarde o temprano, nos daremos cuenta de que nada es como parece.
¿QUÉ ES LO
VERDADERAMENTE IMPORTANTE PARA TI?
¿Te has preguntado si realmente sabes lo que es verdaderamente importante para ti? O, ¿crees saber lo que es realmente importante?
¿Qué pasaría si estuvieses a punto de morir o pudieras ver tu vida pasar como
una película frente a tus ojos? ¿Qué te hubiera gustado hacer diferente? ¿Quiénes
son importantes para ti? ¿Que no te atreviste a hacer? ¿Con que sueños te
quedaste sin cumplir? ¿Qué hiciste con tus talentos y anhelos? ¿Lograste
encontrar el camino del corazón que te lleva a sentir inmensa paz, y la alegría
por estar vivo al abrir tus ojos cada mañana y agradecer por todo lo que tienes?
Si te has mentido a ti mismo o a los demás, ¿eso es lo que deseas llevarte o dejarle
a tus familiares y amigos?
Si dejáramos de jugar a hacernos tontos, nos daríamos cuenta que
no pasa nada malo si pensáramos y reflexionáramos sobre nuestra propia vida. Tal
vez si los humanos, dejáramos de mentirnos a nosotros mismos, solo tal vez,
tendríamos una vida mejor y dejaríamos un mejor mundo. El egoísmo y el
hedonismo a corto plazo ha creado un mundo falso e incierto, parapeto de locuras y
desesperanzador para los jóvenes sensibles.
¿QUÉ HACES CON TU
TIEMPO?
Aunque quisiéramos negarlo, sabemos perfectamente cuándo
estamos perdiendo el tiempo en cosas inútiles. El tiempo, que no es más que nuestra
propia vida, se va con los meses y años. Podrías consolidar o no tus metas y
sueños más anhelados. Podrías lograr o no simplemente lo que deseabas para tu
vida, pero podrías tener miedo de lanzarte a conseguir lo que más deseas y
entonces te conformas con una vida cómoda, familiar, sin mejorar, sin dejar lo
que te hace daño, sin atreverte a cambiar, a permitir que tu luz brille e
ilumine a tus semejantes. Quizá porque temes entrar dentro de ti mismo y
observar tus propios demonios y tu peor obscuridad para poder iluminarla. O tal
vez porque no quieres reconocer tus emociones que te asustan tanto. O porque
crees que la vida es solo esto, un cuerpo físico que hay que satisfacer a costa
de lo que sea, porque no crees que hay más que esta vida, no hay nada más allá
de la muerte. Si no hay más, para qué
hacer algo diferente, y entonces vives la vida locamente sin sanar las heridas
primarias, ni intentar ver-te para aprender a amar-te.
O ¿es que acaso el dinero te preocupa y le dedicas demasiadas
horas y/o días? Y te angustias demasiado, y lo pones por encima de
tu salud y tus seres queridos. O bien, ¿eres de esos que se la pasan observando
y criticando a los demás, pero no se ven a mismos? ¿De esos que no comprenden
que a aquéllos que juzga son tan solo el espejo de sí mismos? Y pierden tiempo
en analizarlos en lugar de mirarse.
La prueba de que como humanidad estamos perdidos es que no
hemos podido resolver los problemas que aquejan a la mayoría ni mejorar un poco
la situación mundial actual, al contrario, los números siguen aumentando.
Estamos atorados porque no sabemos identificar las prioridades, lo que es
realmente importante, lo básico o indispensable. Por ejemplo, los que gobiernan
la ciudad de México quieren que circulen autos nuevos y tengamos vías de primer
mundo, cuando las calles necesitan urgentemente lo más básico, como señalamientos
y repavimentarse, así como sus habitantes necesitan comer tanto como
gozar de buena salud, antes de comprar un auto nuevo. Me parece que hay confusión en las prioridades,
¿QUÉ HACER?
Creo que pensar en lo que vale la pena, en nuestras
prioridades, puede ayudarnos al menos a cada uno. Podríamos empezar por
hacernos algunas preguntas como las siguientes:
- ¿Qué es más importante? ¿Vivir la vida que los demás desean para ti o la vida que tú quieres?
- ¿Qué quieres de la vida?
- ¿Cómo quieres ser recordado?
- ¿Cómo quieres vivir tu vida?
- Al final del camino, ¿qué deseas llevarte?
- ¿Qué deseas dejarle a tu familia, tus amigos y a la humanidad?
- ¿Cómo puedes simplificar tu vida?
Nuestra civilización podría estar menos enferma si tan solo así
lo quisiéramos, con tal solo ser más responsables de nuestros actos y
decisiones. No es tan difícil preguntarse antes de hacer algo: “¿A cuántos y
cómo afectará negativamente esta decisión?”
Pienso que es muy importante atreverse a soñar, a ir más allá
de lo que se hace y tiene; atreverse a ser lo que realmente somos cada uno de
nosotros, sin las creencias ni aprendizajes que no son nuestros, que venimos
arrastrando de generación en generación y que nos hacen infelices.
Todos tenemos oportunidades y posibilidades, ¿quieres
aprovecharlas?
1 comentario:
Que maravillosa reflexión y que gran mensaje he recibido, gracias a Bertha porque es parte de mi vida! Por que a través de lo que he aprendido con ella es a hacer un alto en mi vida y separar lo importante de lo urgente! A vivir la vida en el aquí y el ahora como si fuera el último o instante de mi vida ! He aprendido a revisar mi escala de valores y ponerlos en orden y actualmente estoy trabajando conmigo misma para retomar mi misión en esta vida! Estoy poniendo orden en mi vida !
Publicar un comentario