Por Bertha Vasconcelos
Cuando alguien te culpe de su conducta ...no le creas
Culpar a los demás de nuestros errores es desviar nuestra
responsabilidad a esas personas porque la madurez implica asumir las
consecuencias de nuestra conducta y decisiones, por lo que tampoco es válido
culpabilizar a otros de nuestras emociones y reacciones.
Por ejemplo, cuando decimos: “Me haces enojar,” a
pesar de ser una expresión muy común, es incorrecta. Para tomar la
responsabilidad de nuestras emociones, a cambio podríamos decir: “Cuando no
sacas la basura, me enojo” o “Me molesto cuando te quedas callada.” Esto quiere
decir que nadie puede hacerte sentir una emoción si tu no quieres, ni nadie es
capaz de sentir una emoción por otra persona. Cuando nos enojamos es nuestro
enojo, así como cuando alguien se irrita es su enojo y de nadie más.
Para tomar la responsabilidad de nuestros
sentimientos y pensamientos, es necesario hablar en primera persona, como
cuando usamos expresiones como: “Se siente tristeza”, en lugar de decir:
“Siento tristeza.”
Siempre tenemos la libertad de elegir cómo queremos sentirnos. Nadie es responsable de nuestras reacciones, pensamientos, sentimientos, emociones, decisiones o comportamiento, tanto como no somos responsables de las reacciones, pensamientos, sentimientos, emociones, decisiones o comportamiento de los demás. Aunque tampoco se espera que una persona le diga a un ser querido que sus emociones no son su problema o que no le importa su opinión.
Puede suceder que una persona se molestó por algo que dijimos sin la intención de molestar, inclusive nos puede sorprender su enojo o rencor. Nosotros NO somos responsables de su reacción, pero SI somos responsables de nuestra reacción a su molestia (reacción), tal vez podríamos ofrecer una disculpa para restaurar la comunicación con esa persona y no iniciar una discusión que no lleve a ningún lugar. Para ello necesitamos empezar por no culpar a esa persona por sentirnos ofendidos, lo que ayudará a evitar resentimientos. No me refiero a que las emociones deban reprimirse, de ninguna manera deberán ser ignoradas o enterradas porque esto provoca desgaste en las relaciones, y a la larga podría causar enfermedades, rupturas que pudieron evitarse. Si somos inteligentes emocionalmente, reconoceremos y validaremos las emociones propias, pero también las emociones de los demás, lo cual se logra a través del autoconocimiento y la autocomprensión, y hacia los demás, será necesario ser empáticos.
Cuando las personas tomamos responsabilidad de nuestras emociones, decisiones y conducta, nuestras relaciones serán más fáciles y saludables.
Culpar es una distorsión del pensamiento
Las distorsiones cognitivas o del pensamiento son
maneras erróneas de procesar la información. Todos presentamos alguno o varios
tipos de distorsión cognitiva, por lo que identificarlas nos ayudará a pensar,
actuar y tomar decisiones más objetivas. Algunas de las distorsiones del
pensamiento son etiquetar, sobregeneralizar, adivinar, suponer, catastrofizar,
minimizar, la culpabilidad, falacia de control, falacia de cambio, entre otras.
A continuación presento la explicación de las relacionadas con culpar o hacer
responsable a lo externo:
- Culpabilidad: Culparse a sí mismo de algo
que no es de nuestra entera responsabilidad, o bien, culpar a otras
personas sin tomar en cuenta el grado en que nuestras propias actitudes y
conductas contribuyen al problema. Ejemplos: "Yo tengo la culpa de
que me insultara." "Mi mamá tiene la culpa."
- Falacia de Control: Creer que uno tiene el
total control o responsabilidad de las situaciones, o pensar que uno
no tiene ningún control y no puede hacer nada al respecto. Ejemplos: “Yo
no lo maté, pero soy responsable.” “Yo soy así y no hay nada que pueda
hacer.”
- Falacia de Cambio: En situaciones
problemáticas pensar que no podemos hacer nada a menos que la otra persona
o las circunstancias cambien. Estamos dejando la responsabilidad de
nuestro actuar afuera. Ejemplos: "Cuando mejore la economía,
encontraré trabajo." "Cuando mi pareja reconozca su error, lo
perdonaré."
Siempre podemos
elegir la actitud o postura que deseemos tomar ante las diversas circunstancias
de la vida.
Culpar a los demás es victimizarse
Todas las personas nos sentimos víctimas ante la
adversidad. Está bien sentirse víctima, pero no por demasiado tiempo, necesitamos
sobreponernos y tomar responsabilidad de nuestra actitud ante las
circunstancias. De nosotros depende cómo afrontar los reveses que la vida nos
presenta.
Dejar de victimizarse es similar a un animal que ha
sido herido. Cae al suelo, evalúa el grado de gravedad del daño recibido, lame
sus heridas hasta sanar para así poder levantarse y caminar de nuevo. La vida
en ocasiones nos manda situaciones o eventos que nos tira al suelo, y poco a
poco nos vamos levantando hasta sobreponernos a los golpes recibidos.
Todos tenemos libertad de elegir. Nadie nos obliga
a tomar nuestras decisiones, aunque en ocasiones, nos sentimos tentados a
culpar a los demás. Por ejemplo, cuando los hijos adultos acusan a sus padres
de sentirse miserables porque fueron demasiado autoritarios o demasiado permisivos,
o bien, cuando los jóvenes estudiantes culpan a los maestros de su falta de
atención en la clase o de sus calificaciones bajas, porque dicen que no le
agradan al profesor, que no supo mantener su atención o cualquier otro
pretexto.
Es recomendable no victimizarse y ser responsable,
lo que significa asumir las consecuencias de las decisiones propias.
Responsabilizarnos nos permite recuperar nuestro poder personal para dejar de
ser víctimas de las circunstancias.
Creencias erróneas relacionadas con culpar a los
demás
El Dr. Albert Ellis identificó tres creencias
irracionales básicas que tenemos los seres humanos respecto de sí mismo, de los
demás y del mundo, que en su opinión originan los trastornos emocionales:
1. Necesito ser capaz y ser aprobado por los
demás.
2. Las personas deben actuar de manera considerada
y justa hacia mi, y si no actúan así, deben ser castigadas.
3. La vida no debe tener complicaciones y el mundo
es un lugar en donde es difícil vivir.
Estas creencias colocan nuestro poder personal
afuera de nosotros cuando somos nosotros mismos quienes nos debíamos dar el
auto respeto, aprobación, reconocimiento y trato justo, para no esperarlos de
los demás. Debido a estas creencias, un ataque o una ofensa recibida detona el
impulso de culpar, vengarse y castigar. Si este impulso negativo no encuentra
salida con una victoria, perdonar a la persona o a través de la expresión
adecuada de la emociones, se convierte en resentimiento al sentirse
impotente de responder.
Culpar al mundo de nuestra infelicidad nos despoja
de nuestro poder. La vida es como es, no como queremos que sea. Albert Ellis
dijo: “Los problemas y la infelicidad de la humanidad se deben a dos palabras:
¡Es horrible!” Mi papá decía sabiamente: “Así es la vida y la vida es así.”
Comportamientos por los que no se debe
responsabilizar a los demás:
- Ser infeliz
- Consumir drogas, alcohol,
etc.
- Mentir
- Robar
- Ser infiel
- No hacer las tareas
escolares, no estudiar para los exámenes
- Cometer crímenes, delitos
- Ser grosero, hostil
- Etc.
Las conductas anteriores son decisiones que toman las personas porque no
han encontrado la manera de enfrentar los problemas en su vida y/o no miden las
consecuencias a mediano o largo plazo. Asumir la responsabilidad propia,
permite hacer algo al respecto para cambiar, reparar el daño, rehabilitarse o
reencaminar la vida.
Los padres y madres no debían sentirse
culpables por:
- Las peleas entre los hermanos
- Enfermedades ni padecimientos
de sus hijos
- Identidad de género,
orientación sexual de sus hijos
- Conductas impredecibles de
sus hijos adultos
- Decisiones o elecciones
equivocadas
No se debe culpar a las víctimas/sobrevivientes de:
- Desastres naturales
- Fraudes, estafas, robos
- Secuestro
- Tráfico/Trata de personas
- Todo tipo de violencia
- Abuso de menores
- Homicidio
- Difamación
- Violación
- Otros delitos (delitos intimidad,
dolo y mala fe, etc).
Algunas personas externas y cercanas a las víctimas paradójicamente
tienden a culparlas de manera automática. Los pensamientos o comentarios más
comunes son: “En que estaría metido,” “Cómo no se dio cuenta antes,” “Por qué
se dejó,” “No es muy inteligente,” “Por qué no le dijo a sus papás”
A esto se le llama re-victimizar, que significa
hacer que el perjudicado se convierta nuevamente en víctima debido a la
incomprensión de la sociedad y las fallas del sistema jurídico, además ocasiona
que la víctima reviva la experiencia traumática y asuma
nuevamente el papel de víctima.
En conclusión, hacernos responsable de las
situaciones que podemos controlar da sentido, sin embargo, es aconsejable no
sentirse responsable por las situaciones que no se pueden cambiar. Además es
fundamental devolver su responsabilidad a las demás personas para no aceptar ni
cargar con culpas que no son nuestras.
Todos podemos aprender a ser
responsables y dejar de buscar culpables en nuestras relaciones
interpersonales. A eso se le llama madurar.
Serie recomendada:
Intimidad
Bibliografía
1.
Bertha Vasconcelos. Manejo de emociones en las mujeres. Editorial
Trillas
2.
https://psicologiacoaching.blogspot.com/2009/11/recupere-su-poder-personal.html
3.
https://psicologiacoaching.blogspot.com/2009/11/como-recuperar-su-poder-personal.html
1 comentario:
Muy interesante artículo! Nos lleva de la mano para comprender nuestros sentimientos y formas de actuar! Gracias 😊
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