8 de enero de 2010

Creencias, Emociones y Perfeccionismo

Por Bertha Vasconcelos

Este fin e inicio de año presenta una extraña dualidad en las experiencias humanas. Algunas personas están tranquilas, y otras están viviendo eventos desagradables o se sienten frustradas por alguna razón específica. Podría suceder que algunas de esas personas están molestas (a veces sin darse cuenta realmente) por alguna situación ante la cual se sienten sin control. O tal vez, les gustaría haber ya logrado algo que se les ha dificultado alcanzar. También puede ser que han estado añorando el pasado.

Las emociones nos hablan, y si no les hacemos caso, nos llaman la atención a través de accidentes (quemadas, cortadas, choques, domésticos, etc.) o incidentes desafortunados. La ira sigue una trayectoria que es necesario detener antes de que alcance su punto máximo, ya que ésta podría terminar en un acto violento. Cuando la violencia se revierte hacia uno mismo, se pueden sufrir accidentes.

En ocasiones, las personas creen que “sacar lo viejo” implica alejarse o evitar a las personas o las situaciones que las molestan, cuando en realidad “sacar lo viejo” se refiere a conductas, pensamientos, hábitos y creencias propias que ya no les sirven, por que no les han sido útiles para lograr su bienestar. Una acción efectiva en estos días podría ser el analizar sus pensamientos (claro, después de pensarlos), y preguntarse cuáles creencias, hábitos o historias preferidas son las que están manteniendo su infelicidad o enojo.

Los seres humanos perdemos de vista todo lo que tenemos, y a cambio hacemos un largo inventario (poco realista) de lo que no tenemos. La falta de dinero, salud, trabajo o pareja se convierte en un monstruo gigantesco que reduce a nada todas las cosas buenas que una persona tiene en su vida. Es como si la vista se nublara y solo se viera eso de lo que carece. Usualmente las personas desde afuera pueden ver más claramente lo mucho que una persona tiene y que ella misma no ve. Según David Burns, todos los seres humanos tenemos pensamientos distorsionados e ilógicos que nos hacen sentir mal, entre los cuales se encuentran “el hacer hincapié en los hechos negativos y soslayar lo positivo” e “insistir en que los logros o aspectos positivos de la personalidad no tienen valor.”

Para Albert Ellis, el primer paso para sentirse mejor consiste en aceptarse incondicionalmente, con todas las imperfecciones y dificultades, incluyendo trastornos emocionales, con el fin de poder trabajar en ellos y reducirlos o eliminarlos, seamos o no amados y aceptados. De no aceptarse, Ellis afirma que las personas se despreciarán y se deprimirán o enojarán aun más.

Cuando entendemos que las reacciones emocionales se originan de nuestras creencias, conscientes o inconscientes, o de las interpretaciones que hacemos de los eventos que nos ocurren, podemos mejorar nuestro estado anímico. Esto quiere decir, que no nos sentimos enojados o deprimidos por lo que sucedió, sino por lo que pensamos de eso que aconteció. Cuando pensamos que lo que nos está sucediendo es “horrible,” nos sentiremos deprimidos o enojados, por que es nuestro sistema de creencias el que realmente está generando la emoción. Los pensamientos automáticos representan el entramado de nuestras creencias, por lo que brotan ante cualquier situación que nos intimide o desagrade.

El perfeccionismo, el debería, tengo que y los hubiera, son creencias irracionales, a veces inconscientes, que se convierten en verdugos implacables, provocando emociones intensas y esclavizando al individuo por llevar una vida “perfecta,” la que considera la ideal. Se caracteriza por rigidez, intolerancia, autocrítica y dogmatismo, provocando que el miedo al fracaso cause estrés. Los logros nunca son suficientes y solamente cuando se alcanzan se gana el respeto o el amor de los demás. El perfeccionismo hace que las personas sientan que deben mostrarse fuertes y cuando cometen un error se sienten fracasadas o que algo está mal con ellas.

Ellis afirma que las creencias irracionales hacen que las personas esperen, exijan o sientan la obligación de ser o hacer algo, cuando lo deseable sería que deseen o prefieran realizar una acción. La creencia de que podemos exigir de los demás y que están obligados a dar lo que deseamos, provoca frustración cuando no obtenemos lo que deseamos. Para Ellis, pensar que la vida es horrible conduce a la autoderrota por su absolutismo, por lo que sería más sano simplemente lamentar que las cosas son de esa manera y enunciar que no son como quisiéramos, lo cual nos devolvería el control hacia lo que si podemos cambiar.

Una vez que analizamos nuestros pensamientos, nos liberamos del perfeccionismo y cambiamos nuestras creencias, podremos disfrutar del aquí y ahora, del único tiempo del cual disponemos. No podemos cambiar el pasado, y el hoy nos permite crear el futuro que aun no llega. Cada paso que demos hoy hacia nuestra meta, por más pequeño que sea, se acumulará hasta lograr el objetivo que nos hemos propuesto. La vida es… como es.
Derechos Reservados © Bertha García Vasconcelos. Ud. puede compartir este blog y artículo siempre y cuando le de crédito a la autora.
Imagen: Presencia Inquietante de Remedios Varo

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