Cuantas veces te has lamentado por haber aceptado hacer algo que no querías. Cuantas veces te has sentido obligado a hacer algo que preferías no hacer. Tal vez te sirva de consuelo saber que todos los seres humanos nos hemos sentido así alguna vez.
En el caso particular de los mexicanos, en general no nos atrevemos a confrontar ni a dar negativas directamente. Nuestra “educación” y cultura son las culpables. Estas nos impiden decir un simple NO sin adornarlo de pretextos ni justificaciones. Y, ¿sabes por qué?
Según la Dra. Mirta Flores, basándose en las investigaciones de los factores psicosociales de la familia mexicana del Dr. Rogelio Díaz Guerrero, los mexicanos nos comportamos de una forma que corresponde a lo que se la ha llamado automodificación. Se le denomina así por que se refiere a “adaptarse o modificar la conducta propia” para conservar la armonía en nuestras relaciones interpersonales en lugar de mostrar desacuerdo con el fin de no perjudicar las interacciones futuras. Algunas características del individuo automodificado es que muestra un especial respeto por las habilidades de los demás, capaz de soportar desilusiones, empatiza con los demás y generalmente se expresa tomando en consideración las necesidades de los demás. Las consecuencias de comportarse de esta manera son: satisfacción, aceptación social, solidaridad, compañía y armonía. Su meta es hacer felices a los demás y evitar conflictos, por ello las conductas de automodificación son más efectivas en relaciones afectivas y amorosas. En contextos donde se requiere la equidad y justicia se recomiendan las interacciones y expresiones más directas, tales como la asertividad.
En nuestra vida cotidiana siempre habrá gente “mal educada,” grosera, ególatra, narcisista o pedante que sabe muy bien cómo colocarte entre la espada y la pared. No te odies por caer en sus trampas y manipulaciones. No te “compres” lo que desean hacerte sentir. Esas personas constantemente están reflejando hacia fuera sus conflictos internos, sus propias frustraciones o su gran necesidad de reconocimiento o afecto.
En lugar de odiarte, reconoce que esta experiencia te deja una enseñanza, te hace conocer a las personas y te entrena para ocasiones futuras en las cuales tendrás que enfrentar a gente desagradable. Esa nunca faltará. Recuerda, son sus problemas internos lanzados hacia fuera para ver quien los cacha. No te odies por ser “educado,” no te desprecies por ser amante de la paz y la armonía. Aprende un poco de asertividad y establece tus límites firmemente en todas tus relaciones interpersonales. Y si caes en sus trampas, no te odies, simplemente estás aprendiendo.
Aprende a quererte, aceptarte y perdonarte, y así te será más fácil fija límites o redefinirlos.
Lecturas recomendadas:
Lecturas recomendadas:
1. Asertividad. Mirta Flores. Universidad Autónoma de Yucatán-Miguel Angel Porrúa.
2. Chantaje Emocional. Susan Forward. Diana.
3. Donde terminas tu Empiezo yo. Anne Katherine. Edaf.
2. Chantaje Emocional. Susan Forward. Diana.
3. Donde terminas tu Empiezo yo. Anne Katherine. Edaf.
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