Estos jefes no dejan hablar, y si no estás de acuerdo con ellos, se convierten en un tirano que estará espiando cada movimiento que realices. Recuerdo bien al jefe que tuve en uno de mis primeros trabajos cuando iba en el 3er semestre de la carrera (antes de ser promovida al área de Selección de Personal). Se paseaba entre los pasillos donde nos sentábamos. Yo aun no sabía mucho de Recursos Humanos, ni Liderazgo ni mucho menos de Desarrollo Organizacional, pero intuía que esa conducta era extraña y desagradable, porque para mí significaba falta de confianza en nosotros, sus empleados. La imagen que viene a mi es la de un capataz a quien solo le faltaba un látigo.
Un amigo mío, muy preparado y excelente instructor, me contó en una ocasión que su jefe, quien era el Director de Recursos Humanos, entraba a sus cursos a observarlo. Se quedaba en la puerta de entrada del aula ahí parado, escuchando, y ciertamente era molesto tener a alguien observándolo. Esto nos habla de un estilo de liderazgo más parecido al Tiranosaurios que a un líder que confía en su propia habilidad para seleccionar y desarrollar a sus colaboradores. Mi amigo nunca entendió qué era lo que su jefe pretendía con este tipo de conducta.
Hay otros jefes que se burlan, son sarcásticos, que no te dejan hablar ni sugerir algo nuevo o mejor a lo que ya se está realizando. Cuidado con contradecirlos o confrontarlos porque lo más seguro es que acabes en la calle. Otros despliegan su falta de manejo emocional o confianza en sí mismos. Muchos más son tan tóxicos que te dejan exhausto al final del día.
¿Qué hacer con un Jefe de la especie Tiranosaurios?
Desgraciadamente, la mayoría de las personas utilizamos formas de comunicación inadecuadas para resolver problemas o disputas. No aprendimos a enfrentar apropiadamente puntos de vista divergentes, o bien, a personas agresivas, hostiles o burlonas.
Es necesario desaprender formas de comunicación inadecuadas que no nos han servido porque mantienen, y peor aún, agravan una situación problemática sin resolverla, pero también se requiere aprender nuevas habilidades para comunicarse. Todo ello conducirá a aprender a defender tu punto de vista de una manera asertiva.
Y es que no se recomienda que te tragues tu enojo ni tampoco que seas confrontativo, sobre todo si tu jefe tiene rasgos narcisistas o padece de un trastorno de personalidad narcisista porque la forma de tratarlo es completamente diferente a la forma de tratar a otro tipo de persona.
Ser asertivo implica reconocer tus derechos tanto como el del otro. Se desaconseja evitar enfrentar los conflictos, tanto como reaccionar con ataques verbales o a la defensiva. Y sobre todo, es importante no desgastar las relaciones ni a ti mismo. Esto crea a la larga mayores problemas que beneficios, inclusive, de salud.
El aprender habilidades de asertividad y de manejo de emociones (inteligencia emocional) permite a las personas lograr más con menos desgaste emocional, mantener buenas relaciones interpersonales - aun con personas difíciles – y más aun, mejorarlas. Y no solamente con el jefe sino con la pareja, colegas, padres, hijos, etc. Es preciso aprender a defender nuestros derechos de una manera sana y racional.
Alguien sabio dijo una vez “yo cambio y todo cambia”. Y ese cambio lo puedes lograr al aprender habilidades de comunicación más efectivas y a manejar tus propias emociones.
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