27 de febrero de 2012

UN TEMA DE LIMITES


Entre los subtemas que entrarían en el tema de los límites estaría el anteponer las necesidades de los demás sobre las nuestras… y de ello hablaré en este breve artículo.


Por Bertha Vasconcelos©

Haces una invitación y tu amiga llega tarde, vestida inapropiadamente y además se va temprano. O evita interrelacionarse con las demás invitadas, usa de pretexto una dolencia física para excusar su actitud defensiva o su mal humor. Para ti es evidente. Ella no actúa de manera normal, te sientes incómoda pero te aguantas. Entre las amigas hay reglas tácitas no escritas que han sido impuestas como una norma de convivencia. Tu amiga cruzó el límite.

El anterior es un ejemplo común de una situación en la cual las amigas cruzan los límites, pero hay miles de ejemplos con la pareja, los padres, los hijos, el jefe o los colegas donde la violación de límites es evidente. Todas nuestras relaciones interpersonales corren el mismo riesgo, con frecuencia, nuestros seres más queridos son los primeros en violar nuestros límites psicológicos.

En otras ocasiones, hemos antepuesto las necesidades de los demás a las propias porque así lo decidimos, lo deseamos o porque nos conviene. Sin embargo, existen otras circunstancias en las cuales cedemos porque nos sentimos obligados o no nos escuchamos primero. Usualmente las demandas de los demás nos toman por sorpresa. Aunque bien podría tratarse de una situación de emergencia, también podría deberse a alguien exigencia de nuestro tiempo o atención, y al sorprendernos, no supimos qué decir y contestamos lo primero que vino a nuestra mente sin antes reflexionarlo. Con frecuencia sale un SI forzado, no sentido, obligado. ¿Te suena familiar? Además nuestra lista de pendientes crecerá, generando mayor estrés porque no supimos decir NO de una manera elegante y sutil.

Pero ¿cómo podrías darte cuenta que has antepuesto las necesidades de los demás a las tuyas? Porque después de hacerlo te sientes mal contigo mismo. Cuando relegas al final tus propias necesidades por atender de manera automática las necesidades de aquellos que te rodean, aparecen sentimientos de inseguridad y duda. Otros efectos son sentirse cansado, emociones exageradas, energía, tensión, ansiedad o nos esforzamos más. Hay un desequilibrio en tu sistema, das demasiado de ti porque tal vez se trata de una persona que te intoxica o te explota. ¿Quizá se trata de una de esas personas que dan poco a cambio de lo mucho que tu le das?

Tampoco se trata de ser egoísta, es decir, de que siempre antepongas tus necesidades por encima de los demás, porque estaríamos cayendo en la falta de generosidad y egoísmo basados en el individualismo extremo que actualmente ha sido sobrevalorado.

Pero, si se trata de que pienses mejor lo que respondes y haces. Es el momento de aprender a establecer límites y decir NO, o quizá, aprendas a sortear las situaciones mientras mantienes la armonía en tus relaciones. Existen formas sutiles de satisfacer las necesidades de ambas partes: Ellos y tu, no solamente ellos.

Por otro lado, no te sientas mal por haber cedido tu poder a otros, de hacer lo que los demás necesitan y no tu. ¿Haces lo que los demás quieren? ¿Caes en la manipulación o chantaje de los demás? A todos nos ha sucedido, mejor toma la experiencia como aprendizaje y aprende a establecer límites.

Buscar el equilibrio es aconsejable, los extremos no son deseables. Pondera la situación y decide lo mejor, pero escúchate primero. Si tus límites en todas tus relaciones están delimitados no tendrás mayor problema. Si aun no los fijas hazlo cuanto antes.

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