Por Bertha
Vasconcelos
Habrá algunos que estén de
acuerdo conmigo, y otros que no, pero lo importante para mi hoy es transmitir
el mensaje porque ya es alarmante el número de personas en México que están
diciendo que no tienen dinero o que no hay dinero. Y es alarmante porque esto crea una conciencia colectiva de pobreza que es preciso detener y cambiar de manera urgente. ¿Quieres apoyar el cambio por una consciencia de prosperidad? Entonces, este artículo es para ti.
En México, nuestra vida está tan
contaminada de una historia de crisis económicas, inflación, devaluación, deuda,
dolor, injusticia, corrupción, traición, despojo, etc., que estamos traumatizados. Y cuando digo “nos la creímos,” me refiero a que desgraciadamente los mexicanos
hemos interiorizado todas las experiencias, noticias, opiniones, palabras y
sentimientos, que hablan de escasez, carencia y pobreza que infunden temor. Yo
pienso que esto comenzó a raíz de la conquista en 1521. Todo ello se ha
arraigado en nuestros cerebros como creencias conscientes e inconscientes.
¿Cómo es posible que mexicanos honestos, trabajadores, creativos y talentosos,
que viven en un país tan rico y abundante, en un planeta tan rico y abundante
no prosperen? No es lógico ni justo, es más bien triste.
Desgraciadamente estamos en la postpandemia que afectó a los seres humanos de múltiples e impredecibles maneras. Esta situación llevó a una gran cantidad de personas al límite. Vivimos
con miedo hacia el futuro, miedo al dinero, miedo al éxito, miedo a la deuda,
miedo a perder dinero, miedo a que nos roben, miedo a acabarnos el dinero que
tenemos, miedo a que no sea suficiente, miedo a todo lo que se asocie con dinero. Es tan lamentable vivir con miedo, y peor aún, con pánico. Es paradójico escuchar
a personas inteligentes, preparadas y capaces, decir “No tengo dinero.” Una
pregunta que me hago de manera recurrente es precisamente esa: ¿por qué
personas con talentos y habilidades, creativas y preparadas padecen
económicamente? Si en tiempos de recesión y crisis financieras importantes hay
personas que les va muy bien sin ser corruptas. Y la misma respuesta regresa
una y otra vez: La diferencia entre unas
y otras es además del dinero que tienen, su actitud mental, que deriva de sus
creencias conscientes e inconscientes.
Para nuestra fortuna ha surgido
una cruzada mundial de expositores millonarios que nos están ayudando a
todos a mejorar nuestras finanzas. Pero no se trata de los más famosos multimillonarios, sino
se trata de personas comunes y corrientes, como tú y yo, que se han hecho
multimillonarios tras haber sufrido grandes caídas económicas, bancarrota,
pérdidas de sus bienes o deudas impresionantes, al trabajar internamente en sus
creencias, actitudes, manejo de estrés, traumas y emociones para salir de esas situaciones. ¿No es esto realmente fabuloso y esperanzador?
Trabajo diariamente con personas
para ayudarlas a cambiar sus creencias de escasez, carencia y limitación por
creencias de prosperidad, abundancia y éxito financiero, y me sorprende la
fuerza con que las primeras se arraigan en todo el ser de una persona. ¿Tú ya te
hiciste a la idea de que vivirás siempre en la limitación? ¿Te acostumbraste a
decir “no tengo dinero”? ¿Es común que escuches “no hay dinero” y te la crees? ¿Sabes administrar tu dinero? ¿Derrochas o eres avaro? ¿Eres codo contigo
mismo o con los demás porque crees que te quedarás sin dinero? ¿Gastas en
deseos no en necesidades? ¿No sabes cómo manejar tu dinero? ¿Pasas por subidas
y bajadas frecuentes? ¿Malgastas y derrochas?
El Lenguaje
Comencemos por el lenguaje.
Cuantas veces dices: “No tengo dinero,” “Soy pobre,” “No creo poder juntar el
dinero,” “Debo mucho dinero y no tengo para pagar,” “No tengo dinero para ir al médico.” Aunque
no te hayas dado cuenta, estas palabras reflejan temores y preocupaciones que
te estresan. Qué tal si pruebas con: “Voy a ahorrar para pagarme ... o comprarme ....” “Siempre he salido adelante, así que en esta ocasión seguro también.”
“Estoy convencido que soy capaz de obtener el dinero para pagar lo que debo,”
“¿Para qué me estoy preocupando por el dinero y dejando de vivir?”
Creencias conscientes
Sigamos con las creencias
conscientes. Algunas personas creen que si no tienen la cantidad de dinero requerida para
hacer algo, no son felices y no pueden disfrutar igual. Otras creen que con comprar
un billete de lotería se harán millonarias de la noche a la mañana sin hacer
nada (claro que esto podría suceder, pero ¿cual es la probabilidad real?). Y en
lugar de usar su creatividad y talentos para pensar en maneras creativas para generar riqueza o poner a trabajar su dinero, se limitan a elegir unos números
de la suerte.
Las creencias son generalizaciones
que hemos ido formando desde que nacimos y que filtran la información que entra
del entorno a nuestro organismo² que te hacen pensar y sentir de una
determinada manera. Y que al ser limitantes o erróneas, impiden que seas creativo y hagas lo necesario para acumular riqueza. Existen creencias conscientes que
llevan a sentir miedo al rechazo, al fracaso o al éxito, mismos que pueden ser medio
conscientes o inconscientes.
Creencias
inconscientes
Y, ¿qué tal las creencias inconscientes, que originan los miedos, la culpa, los patrones de sabotaje y paradigmas arraigados que
impiden que logres más? Estas creencias responden a la frase: “Si tengo dinero… “ con aseveraciones negativas como “...me convertiré en un arrogante”, otros ..me pedirán prestado,” o una
muy común “...me robarán.” También puede haber culpa, por ejemplo: “Cómo voy a tener dinero y mis hermanos no.” ¿Podrías tener miedo al rechazo, al fracaso o
al éxito? En fin éstos son solo algunos ejemplos reales.
Ponte a pensar, ¿para qué te sirven
estas creencias? Busca la respuesta dentro de ti de manera honesta, porque todo
tiene una ganancia secundaria. Puedes hacer un trabajo profundo de introspección
para investigar tus creencias que se han generado de un trauma arraigado y emociones con respecto al dinero, y podrás cambiarlas
a un “Todo es posible,” “Siempre hay solución,” “Soy capaz de mejorar mi
situación,” “Me va a ir bien.”
No conectarse a la carencia
Cuando emites un juicio, te
conectas a esa situación, por ejemplo, si piensas o dices “no tengo dinero,” te
conectas a todas las personas que están en la misma situación. Se crea una
consciencia colectiva de carencia.¹ Mira a tu alrededor, observa a tus
amigos, son abundantes o pobres y siempre están teniendo problemas económicos.
¿Ya te diste cuenta? Si te va bien, conoces gente que la va bien. Si vives
carencia, tus amistades también.
Si vives con esta angustia
(aunque no te des cuenta que la sientes), te estás conectando a la carencia.
Por lo que no podrás hacer lo que te es verdaderamente importante. Si padeces
depresión, un trastorno de ansiedad, sientes miedo o preocupación, te será
muy difícil hacer uso completo del potencial de tu cerebro. Necesitas energía y
enfoque para alcanzar tus sueños. Así que sugiero que te atiendas primero, toma
tus medicamentos si los tienes indicados y relájate para que puedas hacer uso
de todas tus capacidades mentales para ser creativo, para resolver problemas y
sortear obstáculos, y lo más importante, para concentrarte, lo cual es
indispensable para lograr tus metas. Deja de culpar a tus padres, tus hijos, tu ex pareja, al
gobierno, las crisis económicas y
enfócate en lo que quieres.
Comienza por considerar los
gastos que realizas. ¿Inviertes o gastas? Analiza cómo gastas tu dinero. Los
gastos efímeros son, por ejemplo, comprar ropa y zapatos cuando ya tienes; ir a
“antros,” comidas y cenas fuera con frecuencia. Por otro lado, las inversiones
son aquellas que tienen un retorno de inversión, como ejemplo: la salud,
estudios, educación, equipo de trabajo, lo que te genera más dinero o
información que te redituará bienestar. Invierte en ti mismo y tu salud que redunde
en tu futuro. Invierte tu dinero en lo que te ayudará a abrirte a la
abundancia.
¿Qué esperas para vivir en la
abundancia? Si aun no vives en ella, proponte hoy mismo mejorar tus finanzas y
tener éxito en lo que es importante para ti. Porque si estás pensando en cómo
sacarás dinero para mañana, no podrás enfocarte en tus sueños, a menos que hayas
aprendido a manejar tu estrés financiero.
¹ El dinero es mi amigo, Phil Laut
² Manejo de emociones en la
mujer, Bertha Vasconcelos
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