Bertha Vasconcelos
Enfocarte te será más fácil cuando definas que quieres."
Para lograr algo, lo que sea,
necesitarás tener clara la visión del destino donde deseas llegar.
Antes de poder enfocarnos en una
meta es preciso saber que queremos. Parecería obvio que todas las personas
saben lo que quieren en todo momento, pero no es así. En ocasiones no sabes que
quieres. Podría suceder que en el pasado lo sabías, y de pronto, en
determinada etapa de tu vida, pierdes la brújula. No saber que quieres no es raro ni
vergonzoso.
El primer paso consiste en
identificar lo que realmente quieres. Atrévete a clarificar tus anhelos y
sueños, sin temores ni inseguridades. Me refiero a esos temores de que no lo
lograrás (“Tengo miedo de no lograrlo”). Así como a las inseguridades que
emanan de la falta de confianza en ti mismo, tales como dudas respecto a tus
capacidades y habilidades para lograr aquello que te propongas (“No se si pueda
lograrlo”). No contemples esos bloqueos al escribir que quieres.
Capricho, deseo o necesidad
Muchísimas personas no saben lo
que quieren y lo pueden admitir, mientras que otras no diferencian entre
capricho, deseo o necesidad. Hagamos la distinción de cada una.
Necesidad.- Es imprescindible. Surge de una carencia y nos moviliza
hacia su entera satisfacción. Existen necesidades fisiológicas, de seguridad,
afectivas, autoestima, logro, afiliación, poder. Realizar el potencial es una fuerte
necesidad de utilizar los talentos, de crear o simplemente de dar un
significado existencial a la vida. Las necesidades deben ser satisfechas para
lograr el bienestar integral.
Deseo.- Para este fin, definiré el deseo como la ambición o anhelo por alguna cosa que se ansía obtener. Aquí estarían
los sueños por alcanzar, pero deben representar la aspiración para crear, hacer
algo que reporte inmenso placer, gozo y agrado perdurables. Podríamos
prescindir de los deseos.
Capricho.- Es querer algo por quererlo. Refleja la infantil idea de
que alguien sea de la manera que queremos, o que haga algo que queremos.
Algunos ejemplos corresponden a las personas que desean que alguien las ame,
haga algo o deje de hacer algo para que ellas se sientan mejor. Las
expectativas juegan un rol importante para que una persona se frustre
fácilmente, porque al no obtener que los demás hagan algo que desean, se enojan
tanto que pueden hacer berrinche y mostrar arranques de ira. Definitivamente
podemos prescindir de los caprichos para ser felices.
Por cierto, cuando aceptamos a las
personas tal y como son, crecemos. Nos impulsa a dejar la necesidad caprichosa
de tener algo que queremos, pero que no es posible porque no depende de
nosotros.
En lo personal, pienso que las
metas que traen una satisfacción más completa, perdurable, profunda y
trascendente, son aquellas que se originan de una mezcla del deseo y la necesidad.
Probablemente también permiten el canalizar creativa o productivamente un
capricho no satisfecho, un profundo anhelo, como el de ser amado (por la madre,
padre, pareja, etc.).
Clasifica lo que quieres
Determina si las ideas que llegan
a tu mente son caprichos, necesidades o deseos. Desecha los caprichos, es
decir, todo aquello que involucra que otras personas hagan algo que quieres
porque ello no depende de ti. Quédate con tus necesidades y deseos. A
continuación enlista lo que se te ocurra, y anota de lado derecho si se trata
de una necesidad (N) o un deseo (D).
Tu bienestar dependerá de que tus
necesidades sean satisfechas. Te ayudará hacerte las siguientes preguntas:
¿Tengo los ingresos económicos
que necesito para vivir?
¿Cuento con una red de apoyo
emocional?
¿Tengo calidad de vida?
¿Gozo de buena salud?
¿Vivo en un lugar donde me siento
seguro?
Comienza por enfocarte en tus
necesidades para hacer un plan de acción. Después sigue con tus deseos.
Si no sabes que quieres
Cuantas personas hay que “pican por
aquí y por allá”, y no consolidan nada. En realidad no saben que quieren, van
dando tumbos, coleccionando diplomas, libros, conocimientos, o tal vez,
acumulando tristezas, decepciones y miedos que les impiden enfocarse en sus
metas.
Cuando reconoces que no sabes que
quieres realmente, te recomiendo empieces por identificar lo que no quieres. Esto
te facilitará el definir a detalle lo que si quieres.
Si se trata de cambios de
carrera, este proceso puede llevar más tiempo porque implicarán procesos de
discernimiento y descubrimiento internos hasta consolidar tu visión. Sin
embargo, cuando una persona se encuentra en transición se beneficiará de ponerse
como meta el descubrir que quiere realmente.
Divide una hoja de papel en dos
columnas que se titularán LO QUE NO QUIERO y LO QUE SI QUIERO. Este ejercicio parecería fácil, sin embargo
he visto con frecuencia que no a todas las personas se les facilita.
Por ejemplo, si una persona desea
cambiar de empleo pero necesita determinar con precisión que buscará, escribirá
algo parecido a esto:
LO
QUE NO QUIERO
|
LO
QUE QUIERO
|
|
Un jefe injusto
|
Un jefe justo, de quien aprenda, buen líder, que
admire, considerado
|
|
Compañeros mentirosos, chismosos
|
Compañeros agradables, respetuosos, amables
|
|
Hacer una hora de camino para llegar a mi trabajo
y regresar a casa
|
Hacer máximo 40 minutos de camino a casa y
viceversa
|
|
No tener tiempo para mi vida personal
|
Horario hasta las 6pm y los viernes salir más
temprano
|
|
O bien, podría ser que una
persona desea independizarse, y su hoja podría decir lo siguiente:
LO
QUE NO QUIERO
|
LO
QUE QUIERO
|
Un jefe tirano
|
Ya no tener jefe
|
Compañeros conflictivos
|
Alianzas profesionales de colaboración
|
Manejar en el tráfico por más de una hora
|
Home office
|
No tener tiempo para mi vida personal
|
Administrar mi tiempo para lograr un balance de
vida y trabajo
|
Una vez que sabes lo que quieres,
puedes fijarte una meta. Después elabora un plan de acción con sub-metas u
objetivos que te lleven a lograrla paso a paso.
Cuando definas que quieres,
enfocarte te será muy fácil. Establece prioridades y no te distraigas ni evadas
con las trivialidades de lo cotidiano.
Recuerda: ¡Nunca pierdas de vista
tu objetivo!
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