Bertha Vasconcelos
Se me ocurrió hablar sobre este
tema porque es más común de lo que imaginamos. No solo adolescentes y jóvenes
están enamorados del amor, sino adultos y los mayores perpetúan este estado.
Como humanidad necesitamos aprender más acerca del amor, y no solamente del
amor romántico, sino del amor universal, pero ese es tema de otro artículo. Tan
fascinante es el tema que poetas, escritores, investigadores, psicólogos,
psiquiatras, guionistas, etc. han hablado y ahondado en éste incontables
ocasiones. Estarán de acuerdo conmigo que el amor y el dinero han movido al
mundo desde tiempos inmemoriales.
Estamos en el siglo XXI y es un
tiempo en el cual es indispensable elegir adecuadamente a una pareja, así como aprender
a amar sin controlar ni desear cambiar al otro.
Cuando leas lo siguiente te sorprenderás,
pero también te explicarás muchas cosas. James Hollis, autor del libro The Eden
Project -In Search of the Magical Other, desde una interesante perspectiva
jungiana, establece que buscar el amor de
pareja implica sentir fascinación por
el Otro. Una idea afectiva inunda y posee nuestra conciencia, por ello cuando
uno se enamora se obsesiona con el Otro.
El motivo es recuperar el paraíso perdido de la niñez y continuar la relación
mística con los cuidadores primarios.
Representa una identificación proyectiva con los deseos del corazón que funde
las barreras entre yo y el Otro, tal como se vivió cuando se era un bebé.
En otras palabras, el anhelo de
enamorarse surge de la remembranza y añoranza de ese amor mágico que sentimos
cuando éramos unos bebés fundiéndonos completamente con nuestros padres. Por
ello, es importante como adultos estar consciente de esto.
Aprender a Amar
Para aprender a amar es preciso recordar que existe una condición: Aceptar plenamente que el amor ideal no existe y que
no hay relación amorosa sin conflictos que resolver. Cuando estamos enamorados
del amor, creamos expectativas poco realistas de lo que es una relación amorosa
y lo que debía ser nuestra pareja. Significa que aun pensamos con nuestras
mentes infantiles inundadas hasta el cansancio de esas maravillosas historias
con finales felices, y de esas parejas idealmente perfectas de los cuentos de
hadas, de la televisión y el cine. Tal vez idealizamos a alguna pareja de la
familia. Eso, además del anhelo por encontrar la fusión que sentimos con
nuestros progenitores a tierna edad donde no había barreras entre el yo y el
Otro.
Al estar enamorado del amor, le inventamos
a nuestra pareja virtudes, cualidades y aspectos de personalidad que no poseen,
creando nuestra propia fantasía de que esa persona es la ideal para nosotros. Sucumbimos
fatalmente a vivir en la fantasía, poniendo mucho más a la relación que el otro,
esforzándonos para que esa persona se convierta en ese modelo ideal que fabricamos
derivado de nuestras necesidades afectivas inconscientes. Ponemos todas
nuestras esperanzas para que esa persona sea lo que imaginamos, lo que deseamos
y la que nos hará felices. Así depositamos en ésta una gran carga de la
responsabilidad de nuestra propia felicidad, que le será simplemente imposible
cumplir, porque en realidad somos nosotros mismos los que nos hacemos felices o
infelices. Para crecer, es primordial tomar responsabilidad consciente de
ello.
La consecuencia más problemática
de este acto, es que una persona podría pasar toda su vida buscando al ideal.
Puede tomar varios rumbos: Vivir insatisfecho con su pareja eternamente, o tener
múltiples relaciones, o no comprometerse realmente, o bien, podría detenerse a
reflexionar, hacer introspección y analizar sin miedo su anhelo
insatisfecho.
Expectativas Poco Realistas Acerca del Amor y la Pareja
Paul Wright, de la Universidad de
North Dakota, encontró que la relación de pareja se diferencia de varias
maneras de la relación de amistad. La primera es vista mayormente dominada por
reglas sociales y expectativas.
Pero, ¿por qué nos hacemos altas
expectativas y poco realistas acerca del amor y la pareja?, ¿por qué creamos en
nuestra mente una pareja ideal, que supera toda ciencia ficción y cuentos de
hadas más creativos?
Nuestra sociedad nos enseñó a pensar
en términos de bueno o malo, todo o nada. Esto quiere decir, que idealizamos a las
personas, por lo tanto las justificamos. Pero cuando hace algo que no nos gusta
las juzgamos y las satanizamos, llámese hijo, padre, madre, pareja, jefe. Cuando
pensamos de esa forma, totalizamos, tendemos a idealizar y a satanizar a las
personas. No somos buenos o malos, sino buenos y
malos. Resulta que todos los seres humanos tenemos una sombra que puede llegar
a ser muy obscura, porque contiene todo aquello que no nos gusta o no aceptamos
de nosotros mismos. Esa sombra siempre nos acompaña a pesar de no verla.
De no aceptarte por completo, con
sombra y luz, tampoco puedes aceptar al otro, y recurres a tu fantasía
idealizada. Para dejar de totalizar es preciso comprender. Creer que se tiene
la verdad absoluta y que la opinión propia es la única válida, sin empatizar
con el otro, es un rasgo narcisista. Esta conducta dificultará llegar a
acuerdos, lo que es indispensable en toda relación de pareja para que ésta funcione.
Entonces buscas en el otro lo que
no puedes amar en ti mismo, o buscas a ese padre y/o madre amoroso o abusivo.
Amas lo que no fue amado por tus antepasados dentro de ambas familias, paterna
y materna, para sanar la falta de amor incondicional. O buscas lo que no encontraste
en tu familia de origen.
Si amas a alguien, pero no te
gustan sus defectos ni lo que hace, entonces no amas a esa persona, porque
internamente deseas con todas tus fuerzas que cambie para amoldarse a tu
fantasía idealizada, porque aún no has logrado aceptarte y amarte tal como
eres. El trabajo está en ti. Tu pones el cien por ciento del cincuenta por
ciento que te corresponde. Y si el otro no quiere, déjalo ir, porque no podemos
obligar a nadie que nos ame. Esto no aplica si vives una relación de violencia
física u abuso emocional severo, no existe justificación y debes poner fin a la
violencia. ¿Existe o no la voluntad sincera de ambas partes para sanar la
relación? La infidelidad restregada a los ojos del otro/a, ataques violentos de
celotipia, mentiras, estafas, falta de manejo de la ira, chantaje emocional, son
solo algunos tipos de abuso psicológico que merecen tu atención. Permitirlo exige
trabajo interno por hacer.
El Cambio es Interno
A fin de que la consciencia del
ser humano se amplíe vivimos contrastes. Hace algunos años que asistí a una
conferencia que resume lo que deseo transmitir. El conferencista nos dijo que
existen eventos en nuestras vidas, lo que llamó la “noche negra del alma”, que
es el momento en que tocamos fondo, examinamos nuestra vida, se desestructura
el ego y se cae al piso. En ese momento, se abre la mente y cambiamos creencias
falsas. Dijo también que el ser humano se equivoca para producir dolor, así
entonces pueda reflexionar para cambiar. Si no lo vemos primero afuera,
no lo veremos en nosotros mismos. Esta es la razón por la que llegan ciertas
personas a nuestras vidas, para poder “vernos.” Cómo saber que es la armonía si
no hemos vivido la inarmonía.
Entonces puedes verte a ti mismo
y también a tu propia sombra.
Muchas veces he escrito que el
cambio primero es interno, porque el cambio interior cambia nuestro exterior. La
frase: “Yo cambo y todo cambia” encierra una gran verdad. Ver http://www.psicologiaycoaching.com/2014/08/el-cambio-requerido-primero-es-interno.html
Amarse a Sí Mismo
El proceso para llegar a aceptar
que todas las personas tenemos virtudes y defectos puede ser muy largo, y a
veces, doloroso. Y el primer paso será reconocer en uno mismo esa sombra,
aterradora, obscura, tenebrosa que se oculta en nuestro interior. Por tanto
tiempo ha estado ahí sumergida en un pozo invisible que no podíamos y/o
queríamos asomarnos a ver. Nos daba miedo reconocer y admitir que ésa también
es parte de nuestro ser. Cuando estamos listos se atisba, se asoma para que
podamos verla sin desfallecer. Apenas vemos una partecita, como la punta del
iceberg porque oculta mucho más de lo que apenas podamos imaginar. Soy malo y
soy bueno, tengo virtudes y defectos, bajos instintos y elevados ideales, fortalezas
y debilidades, inseguridades y seguridad, amor y odio, rencor y ternura.
El segundo paso es aceptarla y
aprender a amarla también, porque de alguna manera busca ser iluminada por
nuestro propio amor. El tercer paso es perdonarte por todo. La consecuencia
será el amor incondicional a nuestro ser completo. Dejarás de etiquetarte,
insultarte, degradarte, permitir que te sobajen y falten al respeto. Porque no
es el otro el que cambia, eres tu, porque al amarte te fortaleces, y solo
entonces podrás poner límites y enseñar a las personas cómo deseas que te
traten, sin necesidad de que uses la violencia,
sin huir, sin evadir, sin gritos o insultos.
Cuando te des cuenta que es a ti
a quien debes amar primero, que eres tú el que busca y encuentra la felicidad
en diversas áreas de su vida y no solo en la relación de pareja, fortalece su
verdadero ser y encuentra un propósito que de significado a su vida sin
recurrir a fantasías.
Entonces llegarás a sanar las
heridas de tu ser interno, proceso que involucra aceptar a los demás, empezando
por tus padres, como buenos y malos, a fin de perdonarles por no haber sido los
padres que deseabas. ¿Quieres ser aceptado cómo eres? Primero acéptate tu
mismo.
¿Estás enamorado del amor? ¿Deseas
continuar buscando a la persona que te permita encontrar a ese progenitor
amoroso o abusivo, o lo que no se amó o no encontraste en tu familia de
origen? O ¿prefieres aceptar en ti mismo
todo lo que eres incluyendo tu sombra? Y muy probablemente, dejes de buscar al
ideal que no existe. Si tu pareja no hace peligrar tu integridad física y/o la
de tus hijos, cobrará una nueva perspectiva para la nueva persona que eres y
juntos podrán ser compañeros en el viaje de la vida, sin necesidad de controlar
al otro y compartiendo abiertamente tus sueños, sin crear un mundo aparte.